Novena a la Beata Chiara Luce Badano

martes, 25 de octubre de
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Cada 29 de octubre la Iglesia celebra a Chiara Luce Badano (1971 -1990), la beata focolarina fallecida a los 18 años luego de atravesar una dolorosa enfermedad. Junto al Beato Pier Giorgio Frasatti (1901 – 1925), son patronos de los jóvenes de las últimas generaciones. 

 

Buscando en Google alguna novena para preparar el corazón para la fiesta de Chiara, nos dimos con que no había ninguna (al menos en español y que contuviera fragmentos de su vida o parte de sus escritos). A mi amiga “Chiaretta”, y para que su historia llegue a muchos y los acompañe como lo ha hecho conmigo, dedico este sencillo camino de oración. 

 

 

Oración para rezar luego de cada día:

 

Padre, fuente viva de todo bien,
te damos gracias por el admirable testimonio de la Beata Chiara Badano.

Iluminada por la gracia del Espíritu Santo y con la guía de Jesús Crucificado,
creyó firmemente en tu inmenso amor.

Decidida a responderte con todas sus fuerzas,
se abandonó con plena confianza a tu paterna voluntad.

Te rogamos humildemente:
concédenos el don de vivir con vos y para vos,
y si es tu voluntad, la gracia (decir aquí su petición),
por los méritos de Cristo Nuestro Señor.

 
 

Rezar: Un Padre nuestro, tres Ave María y un Gloria

 
 
 
 

Día 1

 

Chiara tiene un carácter generoso, extrovertido y exhuberante; con sólo 4 años elige con cuidado los juguetes para regalar a los niños pobres (“No puedo dar juguetes rotos a los niños que no tienen”). En primer grado da especial atención a su compañera de banco, huérfana de madre: en Navidad, por iniciativa de su mamá la invita a almorzar, pide que arreglen la mesa con el mantel más bello, porque “¡hoy estará Jesús con nosotros!”.

 
 
 
 

Día 2

 

Escucha con atención las parábolas del Evangelio y se prepara con un empeño particular a recibir a Jesús en la Eucaristía. Impresionará, seguidamente, su compostura y la atención al leer la Palabra de Dios y seguir la Misa. Visita a las “abuelitas” de un hogar para ancianos, y, más crecida, se ofrece para quedarse durante la noche con sus abuelos maternos. Una noche escribe: “Una compañera tiene escarlatina, y todos tienen miedo de ir a visitarla. De acuerdo con mis papás se me ocurre llevarle las tareas, para que no se sienta sola. Creo que más allá del temor, es importante amar”.

 
 
 

Día 3

 

“Tengo 12 años de edad. He conocido el ideal y de inmediato me ha atraído mucho. (…) He redescubierto el Evangelio bajo una nueva luz. Me he dado cuenta de que yo no era una verdadera cristiana porque no lo vivía plenamente. Ahora quiero hacer de este maravilloso libro mi único propósito en la vida. No quiero y no puedo permanecer analfabeta acerca de un mensaje tan extraordinario. Como es fácil para mí aprender el alfabeto, así debe ser también vivir el Evangelio. He redescubierto esta frase que dice “dad y se os dará”: tengo que aprender a tener más confianza en Jesús y a creer en su inmenso amor”

 
 
 

Día 4

 

En junio de 1983, con 12 años, atraviesa un período difícil. Acaba de saber que ha sido reprobada en matemáticas cuando acompaña a Roma a las niñas del Movimiento, las gen 4, a su congreso. Tiene el corazón lastimado por haber sido reprobada, pero no se detiene. Escribe a sus padres: “Ha llegado un momento muy importante: el del encuentro con Jesús abandonado. Abrazarlo no ha sido fácil; pero Chiara (Lubic, la fundadora de los Focolares) esta mañana le explicó a las gen 4 que Él debe ser su esposo”.  

 

Por una incomprensión con un docente debe repetir el 1° año de liceo. Allí escribe a su amiga: “No lograba darle este dolor a Jesús enseguida. Precisé un poco de tiempo para restablecerme un poquito”

 

Algunos meses después escribe:  “He descubierto que Jesús Abandonado es la llave de la unidad con Dios y quiero elegirlo como mi esposo y prepararme para cuando viene. ¡Preferirlo! He entendido que podemos encontrarlo en los alejados, en los ateos y que debo amarlos en modo especialísimo, sin interés”.

 
 

Día 5

 

Tiene 17 años cuando durante un partido de tenis sintió un fuerte dolor en el hombro al punto que se le caía la raqueta de la mano. Al principio los estudios médicos no detectan nada pero los dolores persisten. Su madre nos cuenta: “Durante las vacaciones de Navidad decidió llamar ella misma al médico para pedirle que hiciera otros análisis. Al día siguiente, ya ingresada en el hospital, se dedicaba a las personas que tenía alrededor. En especial había una muchacha, en otra habitación, que estaba allí para desintoxicarse de la droga. Chiara le lavaba el cabello y le hacía mucha compañía. Viéndola más cansada, le pedimos que se limitara, pero ella nos cayó con un seco: “Ya tendré tiempo para descansar”. Con otro estudio supimos lo que tenía: un sarcoma óseo. En ese momento sentí que me moría. Abrazándome fuerte a Ruggero nos dijimos: “Sólo Jesús nos puede ayudar a decir nuestro sí” y le pedimos con fuerza a la Virgen que “tomara de la mano a Chiara por este nuevo camino”.

 

Poco después la familia se traslada a otra ciudad cerca de Turín, porque Chiara tenía que empezar la quimioterapia. Su madre no puede acompañarla, pero espera ansiosa su llegada junto a su esposo. “Ella caminaba delante, lentamente, envuelta en su abrigo verde. Su rostro era serio y miraba hacia el suelo. Le pregunté cómo le había ido, y sin siquiera mirarme a la cara, me respondió: “Ahora no me hables”, y se tiró en la cama con los ojos cerrados. Aquel silencio era terrible, pero tenía que respetarlo. La miraba y veía por la expresión de su rostro la lucha que estaba combatiendo dentro de sí para decir sí a Jesús. Así pasaron 25 minutos. A un cierto punto se dirigió hacia mí, con la sonrisa de siempre, diciendo: “Ahora puedes hablar”. En ese momento, en mi interior, me pregunté cuántas veces habría tenido que repetir ese sí en el dolor. Pero Chiara empleó, como dije antes, 25 minutos y desde entonces nunca se echó para atrás ».

 
 
 
 
 

Día 6

 

A pesar de estar ya reducida a la inmovilidad, Chiara se mantiene muy activa: vía telefónica, sigue el naciente grupo de Jóvenes por un Mundo Unido de Savona, se hace presente en congresos y actividades varias con mensajes, tarjetas, carteles, para hacer conocer a sus amigos y compañeros de clase, a las y los gen…Invita a muchos de ellos al Genfest ’90 (encuentro internacional de Jóvenes por un Mundo Unido, llevado a cabo en Roma, en mayo del ’90), evento que Chiara sigue directamente gracias a la antena parabólica que le instalaron en el techo de su casa.

 

Persevera en el ofrecimiento de su dolor: “A mí me interesa sólo la voluntad de Dios, hacer bien esa; en el momento presente: estar en el juego de Dios”. Y aún más: “Lo he perdido todo (respecto a la salud), pero todavía tengo el corazón, y con éste puedo siempre amar”. La sostiene la certeza de ser “inmensamente amada por Dios”. Y es esto lo que la mantiene firme en su fe. A su mamá, que titubea al pensar cómo hará sin ella, le responde: “¡Confíate en Dios, y habrás hecho todo!”.

 
 

Día 7

 

“Por ti Jesús. Si lo quieres tu, ¡lo quiero también yo!”: las curaciones son dolorosas, pero el ofrecimiento es siempre decidido. Chiara, además, no pierde ocasión de amar. “Al principio teníamos la impresión de tener que irla a visitar para ayudarla –cuenta un amigo suyo–pero pronto nos dimos cuenta que al entrar en su habitación nos sentíamos proyectados en la espléndida aventura del amor de Dios. Y sin embargo, Chiara no dice frases extraordinarias, no escribe páginas y páginas de diario, simplemente ama”.

 

Más el mal avanza, más la experiencia de Chiara se vuelve intensa. Llega a rechazar la morfina porque “quita la lucidez, y yo puedo ofrecer a Jesús solo el dolor. Me ha quedado solo esto”

 

Chiara Lubich la sigue de cerca: “Tu rostro tan luminoso – le escribe – habla de tu amor por Jesús. No temas, Chiara, en darle tu amor, momento por momento. Él te dará la fuerza necesaria, puedes estar segura! “Chiara Luce” es el nombre que he elegido para ti; te gusta?

 

Le escribe un médico, Fabio De Marzini: “No estoy acostumbrado a ver jóvenes como tú. Siempre he pensado en tu edad como en el tiempo de las grandes emociones, de las intensas alegrías, de los amplios entusiasmos. Me has enseñado que es también la edad de la madurez absoluta”.

 
 

Día 8

 

“Ofrezco mi nada para que el Espíritu Santo otorgue a los jóvenes sus dones de amor, luz y paz, para que todos comprendan el don gratuito e inmenso que es la vida y qué es importante vivir cada momento en la plenitud de Dios.

 

¡Me siento tan pequeña y el camino por delante es tan difícil, y a menudo me siento superada por el dolor! Pero es el Esposo que viene a visitarme. Sí, yo repito: “Si tú lo quieres, Jesús, yo también lo quiero”.

 

Aquí todos piden el milagro, pero yo no logro pedirlo. Tal vez mi dificultad en pedírselo es que me parece que no está dentro de su voluntad. Ofrezco todo, mis fracasos, mis penas y alegrías a Él, recomenzando cada vez que la Cruz hace sentir todo su peso.

 

Lo importante es hacer la voluntad de Dios. Yo tal vez tenía mis planes, pero Dios ya ha pensado en ello. La enfermedad me llegó en el momento adecuado… Pero vosotros no podríais ni siquiera imaginar cómo es ahora mi relación con Jesús… Siento que Dios me pide algo más, más grande. Tal vez podría permanecer en cama durante años… no lo sé. A mí me interesa sólo la voluntad de Dios, hacer bien esto, en el momento presente: estar en el juego de Dios.

 

(…) Otro mundo me estaba esperando y no me quedaba otra que abandonarme. Pero ahora me siento envuelta en un hermoso designio que poco a poco se revela”.

 

“Mamá, debes estar feliz, porque yo lo soy!”. En el funeral asiste una multitud inmensa y, como ella había pedido, Chiara es sepultada con un vestido blanco, “como una esposa que va hacia Jesús”.

 
 

Día 9

 
“Los jóvenes son el futuro. Yo no puedo más correr, pero quisiera pasarle a ellos la antorcha como en las Olimpíadas. Los jóvenes tienen una vida sola y vale la pena gastarla bien!”, exclamó Chiara Luce Badano poco antes de morir. Aquellos 25.000 jóvenes presentes el 25 de septiembre de 2010, en su beatificación, demuestran cómo, con su vida, Chiara Luce dio testimonio de un modelo de santidad que todos pueden vivir!”
 
 
 
 
De nuestra redacción para Oleada Joven
 
 
 

 

 

Milagros Rodón