Jesús hizo a sus discípulos esta comparación: “Miren lo que sucede con la higuera o con cualquier otro árbol. Cuando comienza a echar brotes, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano. Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el Reino de Dios está cerca.
Les aseguro que no pasará esta generación hasta que se cumpla todo esto. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.”
Palabra de Dios
P. Nicolas Retes sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires. Colabora en el equipo de Pastoral Vocacional de Buenos Aires y en la Universidad Católica Argentina
Queridos amigos de oleada joven el evangelio de este viernes 25 de noviembre nos presenta el tema del discernimiento, “darnos cuenta” realmente qué quiere Dios de nuestras vidas, cuál es Su voluntad. Por eso pone el ejemplo de observar que la higuera, que otro árbol que echa brotes, darnos cuenta que se acerca el verano, dice el texto. Vale decir, observar los signos externos que nos permiten descubrir en qué tiempo nos encontramos. Referido al Reino de Dios, “es el Reino de Dios que está cerca” dice el texto, es importante tener esta comparación, porque justamente se trata de descubrir, darnos cuenta en esta generación qué quiere Dios para nuestras vidas, cuál es Su voluntad.
Y si hay algo que es firme, que es estable, es la Palabra de Dios, por eso el texto menciona que “el cielo y la tierra pasarán, pero las palabras de Dios no”.
Y si nosotros ponemos nuestra confianza, si estudiamos, si guardamos en el corazón, si practicamos la Palabra de Dios todos los días, ella misma es un instrumento que nos permite discernir (es decir, darnos cuenta) qué quiere Dios de nuestras vidas, entonces ahí estaremos haciendo la voluntad de Dios.
De eso se trata nuestra vida cristiana: estar permanentemente a la búsqueda de esa voluntad de Dios y descubrir a través de signos externos qué quiere Dios.
Dios habla, sin dudas, como modo privilegiado en Su palabra. Pero no solamente en la palabra de Dios encontramos Su voluntad, también a través de las personas que nos rodean, que muchas veces son instrumentos para descubrir el mensaje de Dios.
Pidamos al Señor prestar más atención a estos signos que llegan a nuestra vida de modo natural, como algo ordinario, y que muchas veces dejamos pasar por alto. Dios pasa por nuestra vida y ni cuenta nos damos.
Pidamosle al Señor prestar más atención, poder discernir, tener un corazón atento para realmente poder descubrir Su voluntad y vivirla con alegría, con entusiasmo.