Cuando Jesús se fue, lo siguieron dos ciegos, gritando: “Ten piedad de nosotros, Hijo de David”.Al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron y él les preguntó: “¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?”. Ellos le respondieron: “Sí, Señor”.
Jesús les tocó los ojos, diciendo: “Que suceda como ustedes han creído”.Y se les abrieron sus ojos. Entonces Jesús los conminó: “¡Cuidado! Que nadie lo sepa”.Pero ellos, apenas salieron, difundieron su fama por toda aquella región.
Palabra de Dios
P. Nicolas Retes sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires. Colabora en el equipo de Pastoral Vocacional de Buenos Aires y en la Universidad Católica Argentina
Queridos amigos de oleada joven compartimos el evangelio de este viernes 2 de Diciembre y nos presenta la liturgia de la iglesia a estos ciegos, que persiguen a Jesús gritando “¡ten piedad de nosotros!”, muchas veces esos ciegos podríamos ser nosotros mismos, que nos ponemos en presencia del Maestro para pedirle misericordia, para pedirle también como ellos hicieron, que abra nuestros ojos.
“¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?, Sí, Señor” es la respuesta. Hay un un Si a esa pregunta de Jesús, un si importante, porque nos implica, nos involucra en las cosas que realizamos cada día.
Ninguna de las actividades que hacemos va a funcionar si no existe un si profundo del corazón, estar convencidos con el proyecto de construir el Reino de Dios, el proyecto que es en definitiva seguirlo a Jesucristo hasta las últimas consecuencias. Por eso hoy, viernes, le volvemos a pedir al Señor que abra nuestros ojos, que nos renueve la mirada, que nos ayude a ver dentro del marco de la historia de salvación el proyecto que Dios tiene para nosotros, qué nos pide, cómo tenemos que jugarnos por el Reino…
Para cada uno de nosotros será una misión distinta, específica…
Que podamos afinar los oídos del corazón y que nuestra vista se destape, que podamos ver ese plan amoroso de salvación que Dios tiene para cada uno de nosotros.