San Juan de la Cruz y el Niño Jesús

miércoles, 14 de diciembre de
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A San Juan de la Cruz las imágenes le ayudaban a rezar y a contemplar el misterio de Dios. Derramaba lágrimas ante alguna estatua de un Cristo Crucificado y se alegraba como un niño ante un pesebre. 

En Granada, en una ocasión, bailó con la imagen del Niño Jesús en sus brazos, cantando las coplas “Mi dulce y tierno Jesús, si amores me han de matar agora tienen lugar”. 

“Se levantó de donde estaba sentado, y se fue hacia una mesa donde en estos días se acostumbraba a tener un Niño Jesús, a quien dirigir todas las alegrías de aquel tiempo, y tomándole en sus brazos, comenzó a bailar con un fervor tan grande que parecía haber salido de sí, que para la modestia y sosiego del Varón Santo era cosa muy extraña” 1

Cántico del Nacimiento

Ya que era llegado el tiempo
en que de nacer había,
así como desposado

de su tálamo salía
abrazado con su esposa,
que en sus brazos la traía,
al cual la graciosa Madre
en un pesebre ponía,

entre unos animales
que a la sazón allí había.
Los hombres decían cantares,
los ángeles melodía,
festejando el desposorio

que entre tales dos había.
Pero Dios en el pesebre
allí lloraba y gemía,
que eran joyas que la esposa
al desposorio traía.

Y la Madre estaba en pasmo
de que tal trueque veía:
el llanto del hombre en Dios,
y en el hombre la alegría,
lo cual del uno y del otro

tan ajeno ser solía.

San Juan de la Cruz

1 Fray Jerónimo de San José, Historia del Venerable P. fray Juan de la Cruz, lib. IV, cap. XI, Madrid 1641, pp. 428-429