Evangelio según San Lucas 1,57-66

jueves, 22 de diciembre de
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Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.

 

A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: “No, debe llamarse Juan”. Ellos le decían: “No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre”.

 

Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Este pidió una pizarra y escribió: “Su nombre es Juan”. Todos quedaron admirados. Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios. Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea.

 

Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: “¿Qué llegará a ser este niño?”. Porque la mano del Señor estaba con él.

 

Palabra de Dios

 

 

 

 


P. Nicolas Retes sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires. Colabora en el equipo de Pastoral Vocacional de Buenos Aires y en la Universidad Católica Argentina 

 

 

 

Queridos amigos de oleada joven compartimos el evangelio de este día viernes 23 de diciembre, ya a las puertas de la navidad, a las puertas de la Noche Buena, y nos encontramos con una figura muy importante en la Palabra de Dios, en la historia de la salvación, que es Juan el Bautista, el último de los profetas, alguien que siempre llamó la atención no sólo por su austeridad, sino por el mensaje que Dios le pidió que transmita: presentar al Mesías, presentar al Hijo de Dios, y lo hizo de una manera muy particular, en este caso la liturgia de la iglesia nos presenta hoy la previa a su nacimiento, y ya en ese momento despertó conmoción en la gente que lo rodeaba, tanto por su padre, que se queda mudo, no puede hablar, Zacarías, el texto nos cuenta que recobra la voz y puede hablar cuando pronuncia su nombre, todos quedan admirados, va a decir el texto.

Es la tarea justamente de los profetas: el anuncio del Mesías, el anuncio de la salvación, llevar a su pueblo a Dios, llevar al pueblo de Dios para que viva la voluntad del Padre.

Preparamos nuestros corazones entonces para encontrarnos nuevamente con Jesús, un Jesús que viene a nosotros pobre, desarmado, pero con muchos deseos de seguir amandonos y transformar nuestro corazón también quiere Jesús: convertirnos, convertirnos con su gracia con su amor, por eso es un tiempo especial de gracia que nos regala el Señor y la iglesia también, para que podamos compartir en unidad este mensaje que la Palabra de Dios nos aporta hoy.

Unidos, formando la iglesia, dando testimonio del hijo de Dios que viene a salvar a toda la humanidad.

 

Radio Maria Argentina