¡¡¡VAYAN A SEMBRAR ALEGRIA!!!

martes, 17 de enero de
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El está sentado a la derecha del Padre.

El estará con nosotros todos los días hasta el fin de los tiempos.

El tiene poder en el cielo y en la tierra.

Vayan y anuncien.

Todo eso se los volcó encima de los discípulos en ese día de la despedida.

En ese día en que el Señor resucitado sube al cielo a mandarnos desde allá al Espíritu Santo, junto con el Padre.

Y los discípulos escuchan eso…

 

Dice el evangelio de Lucas, que venían llenos de alegría.

La versión que leímos de Mateo dice que estaban “estupefactos” viendo todo eso, esa grandeza del Señor, todo eso que se vuelca.

El día que se manifiesta la gloria de Dios.

Dice el salmo “nos lleva cautivos” ¿a quién?. A quienes nos cautivó con el amor.

No por las cadenas. A quienes nos libró de las cadenas y nos cautiva por el amor.

Somos prisioneros del amor, porque cuando uno ama es prisionero de ese amor que tiene. Porque cuando uno se deja amar es prisionero de ese amor.

Ese amor que viene de arriba, gratuito regalado sin ningún merito de nuestra parte.

¡A ver: levante la mano quien mereció el amor de Dios! ¡Vamos, arriba!

¿Ah que lindo eh? ¡No, no, no! ¡Ustedes no son cristianos!

(La mayoría levantó las manos, risas).

Nosotros no merecemos nada. Es todo regalo, todo gracia.

Ahora que se los expliqué de nuevo: levante la mano quien cree que mereció algo (nadie levanta las manos).

Ahora una pregunta capciosa: levante la mano el que cree que “en Jesús” mereció todo el amor de Dios.

¡Más manos arriba! ¡Más manos arriba todavía!

¡Porque en El merecimos el amor de Dios: El nos dio todo, El nos dio todo, El nos dio todo! (Aplausos).

 

Sin embargo siempre hay cristianos que se guardan algo por la dudas.

Una vez le pregunte a un santo sacerdote- hombre de Dios realmente-

Era especialista en religiones orientales, porque daba clases de eso.

-¿Vos a quién le rezás? ¿ a Cristo o a Buda?.

El con mucha sorna y humor me respondió:

-3/4 del tiempo a Cristo y 1/4 a Buda, por si acaso. (risas)

Y se rió. Evidentemente era un hombre unido a Cristo y por eso se permitió el chiste y se dio cuenta del humor.

Pero hay algunos que se guardan el cuarto por las dudas, por si acaso.

Y acá esta en la Palabra: Decime Señor ¿ahora vas a hacer el reino? ¿Ahora vamos a dársela a los Romanos? ¿Ahora vas a instaurar el reino de Israel?.

No habían entendido nada.

Como El les dice, el mismo a los peregrinos de Emaús.

Eran duros de entendimiento.

Después están estos otros que se quedaron mirando… mirnado… mirando allá… melancólicamente, la nube los tapó y seguían mirando…

Tuvieron que venir dos ángeles a decirles ¡Basta, ya se fue! ¡Volverá!

Ahora vayan y hagan los que le mandó hacer.

Aquellos que viven estaban ahí.

El evangelio de Mateo es más claro todavía. Sin embargo algunos todavía dudaron, habían estado 40 días con El, lo habían escuchado, habían metido los dedos en las llagas… sin embargo algunos dudaron.

Es decir entre nosotros… ¿puedo hablar claro?.

Entre nosotros… el peligro es que seamos medio salames (risas).

En serio, a veces tenemos ese cuarto que es medio salame, medio tonto.

Vemos la revelación del Señor, vemos lo que hecho, vemos su triunfo.

Y sin embargo, dudamos… pero ya desde el primer día estaban éstos, están estos que dudaron. Y este espíritu de tontería lo heredamos nosotros.

Cristianos tontos, cristianos melancólicos que lo miran diciendo:

¡Ay se fue, que lástima!.

Cristianos llenos de tristeza.

Cristiano que duda.

Cristianos que preguntan lo que no tienen que preguntar

¿Vas a instaurar ahora tu reino de Israel?.

El cristiano que se queda mirando es el que se queda papando moscas en vez de salir afuera a hacer lo que el Señor el mandó.

Vayan adoctrinen, bauticen, enseñen, extiendan el amor.

Son cristianos tristes.

¡Hoy en la misa pedimos la gracia de la desbordante alegría!.

La desbordante alegría que nos da la esperanza.

Esperanza que esta anclada allá arriba.

Los primeros cristianos dibujaban la esperanza en forma de ancla.

Con una soga la tiran a la otra orilla y uno se agarra para ir llegando.

Jesús es nuestra ancla, es nuestra esperanza y esto nos da alegría.

¡Hoy es el día de la alegría y de la esperanza y yo quiero que todos nosotros nos gocemos de esa alegría y de esa esperanza! (Aplausos).

Los cristianos tristes, son cristianos enfermos.

Son cristianos con sarampión, que siempre están ahí con una enfermedad de chicos, que nunca crecen.

Que no dan el salto. Salto que lo da el que se siente amado, que se siente ¡ganador!.

Cristianos que siempre juegan a “placé” nunca a “ganador”, por si acaso.

Cristianos que se quedan mirando, papando moscas, ¡Salames!.

Hoy en éste día tan lindo, de la esperanza de la alegría.

Pidámosle a Jesús que nos de esa gracia de salir de aquí desbordando alegría.

En nuestra ciudad hay gente que paga -y paga mucho- para divertirse un rato. Algunas son unas sanas diversiones, otras lamentablemente no.

EL cristiano tiene quien pago, pero no para divertirse. ¡Jesús pago por la alegría profunda! ¡Jesús pago por nuestra alegría!.

¡Ese gozo esa esperanza se nos viene hoy encima!

¡El es nuestra paz, El es nuestra alegría! ¡El es nuestra esperanza! (aplausos- aclamación).

Cristianos de Alegría.

Por eso hoy, le pedimos Dios que nos deje el corazón desbordante de alegría.

Esa alegría que es paz, que es mansedumbre, que es comprensión, que es tratar bien a los demás, que es oración que es silencio, que lectura pausada de la escritura.

Que es vivir anunciando que el esta vivo, ¡ El esta vivo!.

Así vamos a continuar hoy nuestra alabanza a Dios, con el Señor que viene sobre el altar.

Con el Señor que hoy viene a revivir su despedida.

Una despedida que no sostiene que dejar tristes, sino que nos tiene que fomentar hacia esa alegría.

 

Como siempre me piden… los deberes para este año. ¿Qué tenemos que hacer este año?

¡Vayan a sembrar alegría!.

La alegría que tiene aquel que ya ganó.

La alegría que es como el viento que lleva la barca adelante.

Porque estamos seguros de nuestro triunfo.

Nuestra cabeza –somos un cuerpo- nuestra cabeza que está instalada a la derecha del Padre.

¡Quiero cristianos alegres!

¡Y por favor échenle Flit a los cristianos tristes!.

 

Que así sea. (sostenidos aplausos )

 

 

Homilia del Ex – Cardenal Jorge Bergoglio. Misa de la RCC, Buenos Aires 4 de junio del 2011

 

Maria Carla Martinez