Al atardecer de ese mismo día, les dijo: “Crucemos a la otra orilla”.Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya.Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua.Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal.
Lo despertaron y le dijeron: “¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?”. Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: “¡Silencio! ¡Cállate!”. El viento se aplacó y sobrevino una gran calma.Después les dijo: “¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?”.
Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: “¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?”.
Palabra de Dios
P. Gustavo Gatto Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Villa María
“Salir mar adentro, cruzar la otra orilla, es la invitación que nos hace Jesús”.
Provocadora invitación, desafiante y nos saca de la zona de confort.
Es un llamado de ir más allá de lo conocido.
De salir de nuestras propias seguridades, del propio encierro, de ese individualismo que nos va metiendo en nuestro mundo haciéndonos olvidar de los que sufren.
Es el camino de la Iglesia, ir a la periferias, cruzar la otra orilla, enfrentar la tormenta.
Saber que Jesús, aunque parece dormido, esta siempre.
Jesús es el que timotea nuestra barca, es el Señor de la historia.
“Navegar mar adentro, donde el Señor nos lleve”.
¡Buen fin de semana!