Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: “Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación.
El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón.
El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.
Palabra de Dios
P. David Pintos
Ya estando en camino en este tiempo de Cuaresma, seguro que cada uno lo está viviendo de una manera especial. Porque es así, la cuaresma es un tiempo especial, es el camino que la Iglesia nos propone realizar hacia la Pascua. Hay varias propuestas que no ayudan en este tiempo, como ser los retiros espirituales, el ayuno, la oración, la limosna, la confesión… diferentes propuestas que nos llevan a volver a Dios de todo corazón. Hay que volver a Dios. Ese es el fin de este tiempo. Volver a Dios. Para abrazarlo y vivir con él. Es por eso que hay que convertirse de corazón para volver a él, a Dios. No por el temor, sino por amor.
Hay un Pueblo que vivió su cuaresma, su tiempo especial, y se convirtió a Dios. Pusieron todo de si para revertir sus conductas, dejaron de lado todo lo que los alejaba de Dios, y se convirtieron, volvieron a Dios de todo corazón. Es el Pueblo de los Ninivitas como nos cuenta la Palabra de Dios en el libro del Profeta Jonás, un Pueblo que estaba alejado de Dios, pero que escucho al Profeta y se convirtió. Jesús hoy en el Evangelio hace referencia a este hecho y quiere que el Pueblo también se convierta como lo hicieron los Ninivitas. ¿Qué nos impide a nosotros convertirnos? ¿Cuáles son las cosas que nos impiden llegar a la conversión? Los Ninivitas dejaron la rigidez, ablandaron su corazón, abrieron sus oídos y se convirtieron de su mala conducta. Nosotros ¿podemos dejar de lado la rigidez? ¿Por qué no ablandar el corazón? ¿Por qué no abrir los oídos para escuchar de verdad a Dios? Hay muchos signos que quieren acercarnos a Dios y que muchas veces por nuestra cerrazón o distracción no la podemos distinguir y muchos menos descifrar. Para esto también la cuaresma nos ayuda a descubrir cuáles son los signos de Dios que son para nuestra conversión. La cuaresma nos hace más sensibles a descubrir los signos de Dios si sabemos aprovecharla.
Hoy nosotros necesitamos convertirnos, el Pueblo necesita de la conversión. Dejemos de lado las conductas y las cosas que nos alejan de Dios y nos convirtamos a él de todo corazón. Que tengamos la gracia en esta cuaresma de volver a Dios de todo corazón. Y para ello pongamos todo nuestro empeño. Que tengan una bendecida jornada.