Todos somos instrumentos de Dios, a través de nuestras manos, a través de nuestro rostro, del modo en que amamos a la gente, con nuestros ojos, con nuestras palabras… Y lo único realmente importante es que nos convirtamos en instrumentos de Dios, no intentando hacer “nuestra cosa”, no buscando nuestro poder… Lo único realmente interesante es que nos convirtamos en instrumentos de Dios. Nuestro mundo tiene mucho dolor y necesita descubrir la compasión de Dios. Eso es lo que estamos haciendo, lo importante es que cada uno de nosotros descubra que podemos ser realmente instrumentos de Dios, que nos volvamos un signo de lo que Dios es.
Hay tanta gente, tan buena en tantos sitios… Nuestro mundo no es un mundo malo de pecado; existe el mal, pero hay muchas cosas preciosas sucediendo en el mundo, cantidad de gente maravillosa, quizá no van a misa, por cualquier razón… Son gente maravillosa. Y Jesús no nos dice: “debemos dejar honorar este mundo y crear un pequeño remanso de paz para nosotros…” No, no. Él envía a la gente al mundo, al mundo del dolor, de la división, del sufrimiento… “vayan”, “estaré con ustedes y los convertiré en un signo de compasión y unirán a la gente y revelarán quien son realmente…”
…Y estamos ahí para revelarles que son amados. Siempre tengo problemas cuando oigo a la gente que dice “Dios te ama” pero entonces se van porque ellos no quieren saber nada. Tenemos que revelar que Dios te quiere a través de mi compromiso hacia ti, a través de mi propio amor por ti, sólo así se te revelará el amor de Dios por ti. Y en el momento en el que yo puedo decirlo, que mi amor es el amor de Dios por ti, no sólo soy yo, es Jesús que nos utiliza a todos nosotros.
Jean Vanier