Jesús dijo a los judíos: “Mi Padre trabaja siempre, y yo también trabajo”. Pero para los judíos esta era una razón más para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que se hacía igual a Dios, llamándolo su propio Padre.
Entonces Jesús tomó la palabra diciendo: “Les aseguro que el Hijo no puede hacer nada por sí mismo sino solamente lo que ve hacer al Padre; lo que hace el Padre, lo hace igualmente el Hijo.
Porque el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace. Y le mostrará obras más grandes aún, para que ustedes queden maravillados.
Así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, del mismo modo el Hijo da vida al que él quiere.
Porque el Padre no juzga a nadie: él ha puesto todo juicio en manos de su Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió.
Palabra de Dios
P. David Pintos
Les aseguro que el que escucha mi palabra y cree en aquel que me ha enviado, tiene Vida eterna y no está sometido al juicio, sino que ya ha pasado de la muerte a la Vida.
Les aseguro que la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oigan, vivirán.
Así como el Padre dispone de la Vida, del mismo modo ha concedido a su Hijo disponer de ella, y le dio autoridad para juzgar porque él es el Hijo del hombre.
No se asombren: se acerca la hora en que todos los que están en las tumbas oirán su voz y saldrán de ellas: los que hayan hecho el bien, resucitarán para la Vida; los que hayan hecho el mal, resucitarán para el juicio. Nada puedo hacer por mí mismo. Yo juzgo de acuerdo con lo que oigo, y mi juicio es justo, porque lo que yo busco no es hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió.
Vemos en el Evangelio de Hoy una referencia muy profunda que Jesús tiene del Padre Dios, lo llama “Mi Padre”. Tanto amor hay entre ellos que la convicción de Jesús, su adhesión, su disponibilidad para con el Padre es total. Si hay algo del testimonio que podemos encontrar en Jesús con respecto al Padre es el abandono y la confianza total que tiene hacia él. Porque en este tiempo lo que vemos es eso: el cumplimiento de Jesús a la voluntad de Dios, cumplimiento del plan de Dios, de realizar con total disponibilidad a lo que el Padre Dios quiere. Pero este cumplimiento no es un mero cumplir por cumplir por así lo dispone lo natural (el hijo tiene que obedecer al Padre) sino que es una adhesión a su voluntad desde la confianza y el amor. Jesús sabe que la voluntad del Padre es una voluntad de amor. El Padre ama al Hijo y el Hijo ama al Padre.
Es un muy buen testimonio que Jesús nos deja como Hijo. Y nos invita también a nosotros a podes ser como él: un muy buen Hijo! Nos da el testimonio para que nosotros seamos muy buenos hijos, obedientes hasta el fin, cumplir con la voluntad de Dios y sobre todo amar y confiar en el Padre. El Padre nos ama. El Padre no nos abandona. El Padre confía en nosotros. El Padre nos sostiene. El Padre nos cuida. El Padre nos protege. Dios es un buen Padre. ¿Quién es Dios Padre para nosotros? ¿Confiamos en él? ¿Realizamos su voluntad?
Si hay algo de lo que tenemos que profundizar en estos días que nos quedan de cuaresma es ver la referencia que Jesús tiene para con su Padre para que nos ayude a cada uno de nosotros a tener nuestra propia referencia y definición para con el Padre Dios. En los Evangelios que iremos meditando vamos a ver a Jesús que en todo momento su corazón está puesto en el Padre como lo demuestra en la experiencia del Huerto de Getsemaní.
Para crecer en la confianza hacia Dios Padre los invito a que en este dia escriban una oración personal al Padre Dios. Una oración que nos ayudara siempre en nuestras vidas. Para que les ayude les pido que busquen y recen la oración de Charles de Foucauld “Padre me pongo en tus manos” para que cada uno de ustedes pueda realizar también su propia oración. Que el Padre Dios los cuide inmensamente.