“Levántate, toma tu camilla y camina”. El paralítico se cura, pero dado que era sábado, los doctores de la Ley le dicen que no es lícito llevar la camilla y le preguntan quién lo ha curado en ese día: “Va contra el código, no es de Dios aquel hombre”. El paralítico – dijo el Papa – ni siquiera le había dicho gracias a Jesús, ni siquiera le había preguntado su nombre. “Se levantó con aquella pereza” que hace “vivir porque el oxígeno es gratis”, hace “vivir siempre mirando a los demás que son más felices que yo” y se está “en la tristeza”, se olvida la alegría. También hoy el Señor nos mira a cada uno de nosotros. Todos tenemos pecados, todos somos pecadores, pero mirando este pecado” nos dice: “Levántate”:
“Hoy el Señor nos dice a cada uno de nosotros: ‘Levántate, toma tu vida como sea, bella, fea, como sea, tómala y ve adelante. No tengas miedo, ve adelante con tu camilla’. –‘Pero Señor, no es el último modelo…’. ¡Pero ve adelante! Con aquella camilla fea, quizás, ¡pero ve adelante! Es tu vida, es tu alegría. ‘¿Quieres curarte?’ – es la primera pregunta que hoy nos hace el Señor –. ‘¡Sí, Señor!’. –‘Levántate’. Y en la antífona, al inicio de la Misa, estaba aquel inicio tan bello: ‘Ustedes que tienen sed, vengan a las aguas – son aguas gratis, no se paga –. Ustedes sacien la sed con alegría’. Y si nosotros le decimos al Señor: ‘Sí, quiero curarme. Sí, Señor, ayúdame que quiero levantarme’, sabremos cómo es la alegría de la salvación”.
Papa Francisco