Superando la inercia

lunes, 10 de abril de
image_pdfimage_print
Si algo nos recuerda la celebración del Domingo de Ramos, es que los mismos que agitaban de emoción los ramos a ver con alegría entrar a Jesús de Nazaret encima de una borrica, serán quienes griten ante Pilatos, agitados por el poder religioso, ¡crucifícale! Una contradicción que nos acompaña y que desvela esa inercia y permeabilidad que nos acompaña, bailando al son de la música más alta.
 
¿Es posible superar esa inercia?¿Podremos hacer algo por no dejarnos llevar con tanta facilidad?¿Es viable una alternativa, otra manera de situarnos en lo cotidiano?
 
Estoy seguro que más de uno pensamos que sí. Quisiera haceros partícipes de la propuesta de mi amiga Sandra: “Las tres H”, Humanidad, Humildad y Humor, que vistas bajo la luz del evangelio de hoy, me parecen una propuesta potente para profundizar y vivir el núcleo de lo que celebraremos estos día de Semana Santa.
 
1. Humanidad, entendida como esa capacidad de conectar con el otro, especialmente con el más necesitado de nuestro apoyo. Esa sensibilidad de ver al otro en condiciones de igualdad, como si de un hermano se tratase. Esa humanidad, que nos lleva a acoger la fragilidad propia y ajena, despertando ese compromiso por una justicia, que haga posible esa paz tan deseada por todos.Una humanidad así, nos hace conectar con las inquietudes más profundas de quienes aspiran de forma honesta al bien común, dejando en evidencia a quienes buscan los privilegios, el lucro personal y protagonismos, que solo se centran en los intereses personales de quienes ostentan el poder.
 
2.  Humildad, de quien es capaz de estimar más a los demás que así mismo. De quien se reconoce su vida entrelazada con las de sus hermanos los hombres, y reconoce que su desarrollo personal pasa necesariamente por el cuidado del otro. Hablamos de una humildad, capaz de desvelar las trampas y engaños de la búsqueda desenfrenada del éxito. Esa humildad que nos permite acoger sin trampas ni cartón, nuestras contradicciones  y dudas, expresión de nuestra propia debilidad. Una humildad que nos permita aprender de nuestros errores y aceptar la propia responsabilidad de nuestros actos.
 
3. Humor, pues sabemos que la alegría siempre ha sido signo de la presencia del Espíritu Santo. Una alegría contenida, que nos habita y nos permite dirigirle una mirada optimista a nuestro alrededor. Un humor así, nos permite relativizar ciertos acontecimientos y superar nuestras pequeñas heridas cotidianas que nos enrocan y no nos dejan ver más allá de nuestras narices.  Hablamos de un humor capaz de arrancarnos una sonrisa cuando realmente es necesario iluminar ese día, y así, recordarnos que a pesar de que las cosas pueden venir mal dadas, sigue habiendo motivos de esperanza.
Cuánto de humanidad, humildad y humor hubo en ese tal Jesús de Nazaret, capaz de entrar en la capital el día de fiesta a lo grande, subido en una borrica, despertando la alegría y los deseos de cambio a un pueblo sencillo y dominado por quienes tenían el poder. 
 
No nos dejemos llevar por la inercia y rutinas de cada día. Que la participación en la celebración de esta Semana Santa despierte en nosotros el deseo de estas “tres H”, respondiendo a las aspiraciones más profundas de nuestros hermanos los hombres.
 
 
Fuente: natxomorso.blogspot.com.ar

 

Oleada Joven