Su Cuerpo era eucarísticomucho antes de que fuera ofrecido en el Sacramento.
En la Última Cenasu Cuerpo se desposó para siemprecon el signo del pan.
Ese pan antes había sido multiplicadopara el hambre de la gente,convirtiéndolo en milagro.
Su Cuerpo también ya estaba entregado desde el comienzo:En su concepción y gestación,en su nacimiento y crecimiento,en su bautismo entre las aguas.
En las tentaciones de cuarenta días-gustando el ayuno solitario del desierto-conoció la primera cuaresma de su Cuerpo.
En sus caminatasy en su sed del mediodíapidiendo agua a la Samaritana;en sus manos extendidas, tocando a los leprosos;o mezclando su saliva con barropara dar luz a los ojos.
En su bendición a los niños;en su sueño y su cansancio, quedándose dormido en la barca;en su paso firme, caminando entremil barroua a la Samaritana las aguas;en sus milagrosas curacionesy en su Transfiguración entre fulgores.
Todo en Él era Cuerpo entregado;Carne fragmentada;Divino contacto para nuestro tacto.
Todo era anticipo
de lo que un día nos daríacomo comida y bebida.
Todo su Cuerpo siempre fue Sacramento,Tienda de Dios para el encuentro.
Todo su Cuerpo-desde el principio-fué Eucaristía.
Eduardo Casas