Evangelio según San Marcos 12, 18-27

martes, 6 de junio de
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Se le acercaron unos saduceos, que son los que niegan la resurrección, y le propusieron este caso: “Maestro, Moisés nos ha ordenado lo siguiente: ‘Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda’. Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. El segundo se casó con la viuda y también murió sin tener hijos; lo mismo ocurrió con el tercero; y así ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos ellos, murió la mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?”. Jesús les dijo: “¿No será que ustedes están equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios? Cuando resuciten los muertos, ni los hombres ni las mujeres se casarán, sino que serán como ángeles en el cielo. Y con respecto a la resurrección de los muertos, ¿no han leído en el Libro de Moisés, en el pasaje de la zarza, lo que Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? El no es un Dios de muertos, sino de vivientes. Ustedes están en un grave error”.

 

 

Palabra de Dios

 

 


 

P. David Pintos sacerdote de la Diócesis de San Ramón de la Nueva Orán 

 

Entonces en esta semana retomamos la segunda parte del tiempo ordinario. Ordinario no como un tiempo de baja calidad, sino como de ordinario como cotidiano, como una vivencia de la fe en lo de todos los días. Sabemos que muchas veces Dios nos hace sentir su presencia en momentos y tiempos especiales. Tiempos especiales como aniversarios, fiestas de patronales, retiros espirituales, convivencias, misiones, etc. Pero que pasa cuando los tiempos especiales terminan? Que sigue después? Dios ya no está presente? Acaso Dios no sigue actuando? Dios ya no está cerca? Que pasa que muchas veces estamos muy mal acostumbrados o mejor dicho nunca comprendemos que la vivencia de una fe madura va por otro lado; y esa una pena que muchos de nosotros cuando ya no hay acontecimientos especiales entramos en una angustia y nos olvidamos de Dios, en definitiva no le creemos, no creemos que está vivo y presente entre nosotros. Y recién aparecemos para los momentos especiales, y nuestra pasión y nuestra fe se activa sólo en ese momento… y en los otros días? Y en lo cotidiano? No hacemos nada? Nos olvidamos? Esa clase de cristianos son los primeros después en renegar de la Fe e incluso son los primeros en cuestionar en el tiempo, son los primeros en abandonar la Comunidad y criticarla; son como esos saduceos que aparecen en el Evangelio y cuestionan la resurrección. Somos así nosotros? Tenemos esas actitudes? La cuestión es que con Dios tenemos que vivir todos los días, Dios está vivo en lo de todos los días. Es en lo cotidiano que tenemos aprender a reconocerlo, es en lo cotidiano que tenemos que seguirlo, es en el día a día que tenemos que amarlo. Es en lo cotidiano que tenemos que servirlo y mostrar a los demás que de verdad Dios es un Dios siempre presente y que de verdad esta a mi lado todos los días. Dios es un Dios de los vivos, es un Dios vivo. Aprendamos a reconocerlo todos los días y en todo momento, más en los tiempos sencillo, porque Dios es así, un Dios sencillo.

 

Que Dios nos de la gracia de amarlo y seguirlo en lo cotidiano y en lo sencillo Que tengan un linda jornada bendecida!

 

Oleada Joven