Alguna vez alguien dijo: “La verdad te hará libre”. La verdad es la realidad y no otra cosa. Lo que es y no lo que quisiéramos que fuera.
Detenernos un momento para registrar lo que nos pasa y sincerarnos con nosotros mismos sobre las cosas que nos afectan. Para bien o para mal. Las agradables para gozarlas y agradecerlas y las otras para procesarlas, digerirlas y transformarlas.
Un simple ejercicio de nombrar la situación o persona (o incluso escribirlas) y dejar que afloren los sentimientos y decirnos:
“Esto me afectó o me sigue afectando, lo siento, lo siento mucho. Reconozco que me dolió”.
Sería como poner un drenaje en el corazón, quitarnos las máscaras y poder procesar los sentimientos para que la paz pueda anidar.
P. Germán Guidi sj