¿Cómo descubrir lo que Dios me pide?

jueves, 27 de julio de
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Muchas veces, cuando queremos con todo nuestro corazón seguir a Jesús y cumplir con la voluntad que Dios tiene para nuestras vidas, podemos encontrarnos con un “silencio” de Su parte. Las señales no aparecen, no sabemos qué esperar ni por dónde empezar a buscar. O creemos que los mensajes de Dios vienen acompañados de rayos de luz que bajan del cielo con ángeles cantando, y nos olvidamos de que Él nos habla dentro nuestro, en lo cotidiano y lo sencillo de nuestras vidas.

 

En un encuentro con jóvenes focolares, ante una pregunta sobre cómo descubrir los que Dios nos llama a hacer, Chiara Lubich compartió su testimonio sobre la simpleza pero contundencia con la que Jesús le indicó el deseo para su vida:

“Ella quiere saber cómo comprender cuál será su camino. Está muy bien preguntárselo, porque están creciendo, se van haciendo grandes.

 

Diría que recuerden una frase de la Escritura, cuando Jesús dice: “A quien me ama, me manifestaré”, o sea, le hablaré claramente, le diré qué debe hacer, a quien me ama. Por tanto, lo importante es ponerse a amar. En el amor comprendemos. Si no amamos, no entendemos nada.

 

 

Les doy un pequeño ejemplo mío, personal. Ustedes han contado muchas experiencias. Ahora les cuento una experiencia mía. Tenía más o menos la edad de ustedes, quizá un año o dos más. No sabía cuál sería mi camino. Estaba en casa, con mamá y hacía un frío terrible. Recuerdo que estaban mis hermanitas más pequeñas. Mamá no quería que yo hiciera las cosas de la casa, porque prefería que estudiara. Había que ir a buscar la leche, recorriendo casi un kilómetro, en medio del frío. Entonces, mamá invita a mis hermanitas, pero eran demasiado pequeñas, no podían afrontar un frío tan grande. Entonces yo, que ya había aprendido un poquito a amar, dije: “Voy yo mamá”. Hice un acto de amor y me ofrecí. Y fui. Mientras caminaba, a mitad del camino, advierto dentro como si alguien me hablara -pero no con los oídos, lo advertí con el alma, no con mis oídos- alguien que me dice: “Entrégate a mí, por entero, ven conmigo, entrégate a mí”. Yo me detuve por el gran impacto y, desde ese momento, me entregué totalmente a Dios.”

 

Vicky Carreño