El amor de Dios insiste

lunes, 7 de agosto de

Nunca me he sentido preparado para las crisis. Creo que en realidad, nadie lo está.

En varios momentos de mi vida me he sentido frágil y sin saber hacia donde ir.

Pero lo que prevalece en esos momentos es la confianza.

Una confianza que se basa en el creer que Dios le da sentido a esa crisis.

 

Sé que Dios es testigo de mis caídas, de mis debilidades.

Creo tener plena certeza de que Dios me dice como en 2Cor 12, 9: “Te basta mi gracia…”.

 

Pero se repiten una y otra vez aquellas situaciones de dolor, de angustia, de desolación.

Y ahí, sin previo aviso me veo en la nada, necesitado del todo que viene de Dios.

 

Ha sido sin duda un tiempo difícil. Un repetir constante y con todas mis fuerzas: “Creo, Señor, pero aumenta mi fe”, aunque no siempre me salga, aunque no siempre tenga ganas.

 

Lo cierto es que Dios no se cansa. Busca y rebusca el momento, el lugar y las personas que nos

pueden ayudar a encontrar aquello que algún día nos hacía vibrar.

 

Y al mismo tiempo nos regala el don de la libertad.

Y se siente con fuerza. Sobre todo cuando vemos que el volver o no, está en nuestras manos.

 

Yo lo experimenté hoy. En una desnuda banca de Iglesia.

Allí estaba, solo, pero al mismo tiempo acompañado;

Descubriendo que una vez más Dios insiste, en lo sencillo,

como un susurro, delicado, pero con fuerza.

Y te vuelve a insistir.