Evangelio según San Mateo 20,1-16a

martes, 22 de agosto de
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Porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. Trató con ellos un denario por día y los envío a su viña. Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza, 
les dijo: ‘Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo’. Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. 

 

Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: ‘¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?’. 
Ellos les respondieron: ‘Nadie nos ha contratado’. Entonces les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña’. 

 

Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: ‘Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros’. 

 

Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario.  Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario. Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: ‘Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada’. 

 

El propietario respondió a uno de ellos: ‘Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario?  Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti. ¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?’. 

 

Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos». 

 

 

Palabra de Dios

 

 


 

P. David Pintos sacerdote de la Diócesis de San Ramón de la Nueva Orán 

 

El Evangelio de Hoy nos enseña que Dios no mira como mira el hombre porque Dios ve el corazón. La perspectiva que Dios tiene siempre es muy distinta a la nuestra, a la del mundo. Por eso muchas veces Dios nos sorprende, muchas veces quedamos pasmado por como se maneja… su lógica es muy distinta a la nuestra. Dios mira y actúa muchas veces en personas que nunca nos hubiéramos imaginado que serían capaces para algunos servicios. Incluso si nos miramos a nosotros mismos también somos causas de sorpresas para los demás ¿Por qué quien hubiera puesto la mirada en nosotros sino sólo Dios? Porque seguramente el mundo no en cuenta nos tiene… pero Dios nos eligió para trabajar con él, y Dios seguirá llamando a personas para trabajar a su lado y realizar obras increíbles a los ojos de todos.

 

Pidamos a Dios la gracia de ser dóciles a sus designios y pedir ser fieles trabajadores de su reino.

 

Oleada Joven