Evangelio según San Mateo 22,34-40

jueves, 24 de agosto de
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Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron con Él, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?”. 

 

Jesús le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu.  Este es el más grande y el primer mandamiento. 

 

El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.  De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas”. 

 

Palabra de Dios

 


 

P. Cristian Salomón sacerdote de la Arquidiócesis de Rosario

 

Frente a la pregunta, queridos jóvenes “¿Cual es el mandamiento más grande de La Ley?”. Jesús no duda en responder que es: 

“El amor a Dios” primero que nada, con todos los dones recibidos, con todo lo que el Señor nos ha regalado en esta vida, con todas las potencialidades que tenemos.

 

En eso consiste justamente la santidad ¿no? En responderle a Dios con todos los dones recibidos PERO, NO EXCLUYE y lo dice a continuación también: “El amor al prójimo”.

 

De eso se trata también, nuestra convivencia, la dimensión comunitaria y social de nuestra vocación.
Todos estamos llamados a convivir, a compartir con nuestros hermanos. No nos realizamos solos, no nos salvamos solos.
Vivimos en un mundo que, cada vez más está entrelazado y que busca la comunión, o debiera buscar al menos la comunión entre todos.

 

Amar al prójimo como a sí mismo justamente es nuestra tarea, tarea difícil, desafío, pedido y mandato de Cristo.

 

Únicamente se puede vivir con intensidad, si observamos lo primero que dice Jesús, el amor a Dios, estos mandamientos, este único mandamiento doble, están relacionados con ese amor a Dios con el cual El tambien nos ama entrañablemente. ¡PODEMOS AMAR CON ESE MISMO AMOR A NUESTROS HERMANOS!

 

Pidamos la gracia entonces de poder, no solamente de comprender intelectualmente esto, sino ponerlo en la práctica, vivenciarlo cada día de nuestras vidas.

 

Oleada Joven