Evangelio según San Lucas 7,31-35

martes, 19 de septiembre de
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Dijo el Señor: «¿Con quién puedo comparar a los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen?. Se parecen a esos muchachos que están sentados en la plaza y se dicen entre ellos: ‘¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!’. 

 

Porque llegó Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y ustedes dicen: ‘¡Ha perdido la cabeza!’. 

 

Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: ‘¡Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores!’.  Pero la Sabiduría ha sido reconocida como justa por todos sus hijos.» 

 

 

 

Palabra de Dios

 

 


 

P. David Pintos sacerdote de la Diócesis de San Ramón de la Nueva Orán

 

Si hay algo que tiene el Evangelio es que realmente no se le escapa nada con respecto a la formación y educación para la santidad del hombre… realmente nos forma de una manera total e integral. Por eso es importante meditarla, estudiarla… orar con ella… perder tiempo en una lectura orante como nos dice el Papa Francisco. Si hacemos eso seguro la Palabra de Dios, el Evangelio nos irá tomando, nos irá transformando, nos hará verdadero discípulos y fieles misioneros. Eso en tanto y en cuanto nos empapemos de la Palabra de Dios que es como un rocío que penetra hasta el corazón.

 

La Palabra de Dios nos hace ir a lo esencial de las cosas, a lo concreto. Nos hacer vivir el momento de una manera plena, nos hace vivir el instante presente de la vida. Aceptar el presente poniéndonos en las manos de Dios. Por eso es muy difícil que para quien vive la Palabra de Dios no esté en sintonía con la vida y con lo que propone, sino que la enfrenta y la vive en plenitud. Para el que vive la Palabra de Dios difícilmente sea esa clase de persona que cuando, como dice el Evangelio de hoy, toquen la flauta no bailen o cuando canten lamentaciones no lloren… también difícilmente para quien vive la Palabra de Dios sea una persona que se queja de todo que no acepta lo que tiene, sino todo lo contrario acepta lo que tiene, acepta a quienes tiene y vive, vive feliz y agradecido con lo que Dios le dio y le da.

 

Que la Palabra de Dios crezca más y más en nosotros para ser dóciles a la voluntad de Dios viviendo y celebrando lo que Dios nos da para vivir el momento de una manera más plena.

 

Un abrazo grande y bendecida jornada

 

Oleada Joven