Evangelio según San Lucas 8,4-15

viernes, 22 de septiembre de
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Como se reunía una gran multitud y acudía a Jesús gente de todas las ciudades, él les dijo, valiéndose de una parábola: 

 

“El sembrador salió a sembrar su semilla. Al sembrar, una parte de la semilla cayó al borde del camino, donde fue pisoteada y se la comieron los pájaros del cielo.  Otra parte cayó sobre las piedras y, al brotar, se secó por falta de humedad. Otra cayó entre las espinas, y estas, brotando al mismo tiempo, la ahogaron. Otra parte cayó en tierra fértil, brotó y produjo fruto al ciento por uno”. Y una vez que dijo esto, exclamó: “¡El que tenga oídos para oír, que oiga!”. 

 

Sus discípulos le preguntaron qué significaba esta parábola,  y Jesús les dijo: “A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás, en cambio, se les habla en parábolas, para que miren sin ver y oigan sin comprender. La parábola quiere decir esto: La semilla es la Palabra de Dios. Los que están al borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el demonio y arrebata la Palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los que están sobre las piedras son los que reciben la Palabra con alegría, apenas la oyen; pero no tienen raíces: creen por un tiempo, y en el momento de la tentación se vuelven atrás. Lo que cayó entre espinas son los que escuchan, pero con las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, se van dejando ahogar poco a poco, y no llegan a madurar.  Lo que cayó en tierra fértil son los que escuchan la Palabra con un corazón bien dispuesto, la retienen, y dan fruto gracias a su constancia. 

 

Palabra de Dios

 

 


 

P. Gustavo Gatto sacerdote de la Diócesis de Villa María

 

Hoy nos encontramos con la parábola del sembrador y su posterior explicación, que Jesús hace de la misma a sus discípulos en el evangelio de Lucas.

 

Que lindo , que ya caminamos la primavera, en un tiempo de florecer y de renacer a la vida. El evangelio nos presenta a este Dios que siembra la palabra en nuestros corazones y nos invita a que tengamos un corazón dispuesto y generoso.

 

 

Dios sigue sembrando su palabra entre nosotros para que desde nuestra libertad podamos ser fecundos. La palabra tiene poder y tiene fuerza, pero Dios ha querido limitarse en cierta manera al terreno.

 

 

Pidamosle crecer en un terreno, en un corazón generoso, dispuesto para que podamos dar fruto de amor, de caridad , solidaridad y de servicio.

 

 

¡Que tengas un hermoso fin de semana!

 

 

Oleada Joven