Evangelio según San Lucas 9,1-6

martes, 26 de septiembre de
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Jesús convocó a los Doce y les dio poder y autoridad para expulsar a toda clase de demonios y para curar las enfermedades. Y los envió a proclamar el Reino de Dios y a sanar a los enfermos, diciéndoles: “No lleven nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni tampoco dos túnicas cada uno. Permanezcan en la casa donde se alojen, hasta el momento de partir. 

 

Si no los reciben, al salir de esa ciudad sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos”. Fueron entonces de pueblo en pueblo, anunciando la Buena Noticia y curando enfermos en todas partes. 

 

Palabra de Dios

 


 

P. David Pintos sacerdote de la Diócesis de San Ramón de la Nueva Orán

 

 

Seguir a Jesús y estar unidos a Él tiene sus consecuencias: El poder de sanar y llevar alegría a los ambientes más necesitados. Dios nos lo confía, como lo escuchamos en el Evangelio, y realmente es así. Y no solamente lo pueden decir los Santos Proclamados por la Iglesia sobre la gracia de sanación, como por ejemplo San Pío a quien celebramos el otro día o San Vicente de Paúl a quien celebramos hoy, sino también todos los que confían y trabajan por Dios. Seguramente muchísimos testimonios, muchísimos milagros, muchísimas sanciones obradas por las oraciones de tantos laicos, misioneros, tantos padres y madres, familiares, amigos, que experimentaron el don de sanación que Dios da a sus discípulos que confían en él.

 

Sería bueno que en el día de hoy volvamos a confiar más que nunca en la gracia de Dios que se derrama y se transmite a todos a través de nuestras vidas. Seamos más conscientes del poder de sanación que Dios nos da a todos, no sólo a algunos, sino a todos y cada uno de nosotros… solamente tenemos que confiar más, estar más unidos a Jesús y llevar su gracia todos.

 

¡Que tengan un bendecido día!

 

 

Oleada Joven