Evangelio según San Lucas 1,26-38

jueves, 7 de diciembre de
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El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. 

 

El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”. 
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.  

 

Pero el Ángel le dijo: “No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”. 

 

María dijo al Ángel: “¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?”.  El Ángel le respondió: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios”. 

 

María dijo entonces: “Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho”. Y el Ángel se alejó. 

 

Palabra de Dios

 


 

P. Nicolás Retes sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires

 

 

¡Queridos amigos de Oleada Joven! Compartimos el evangelio de la Virgen, de la Inmaculada concepción, que es justamente la solemnidad que estamos celebrando en este Viernes 8 de Diciembre.

 

Sí, día de fiesta para todos nosotros, de solemnidad, porque cada vez que la celebramos a María, nuestro corazón se llena de un gozo grande, tenemos alegría en nuestro ser porque tomamos conciencia de que María nos cuida, nos protege. De ella nos vienen las gracias que más estamos necesitando.

 

Por eso es un día especial para reflexionar, para pensar este Sí que María ha dicho al Padre libremente, a través (bueno!) de esta intervención del ángel, que se acerca, el ángel Gabriel, que es enviado justamente a preguntarle a María si ella va a aceptar este encargo que Dios le pide.

 

Y María no duda, ¡DICE QUE SÍ! Pregunta un poco a ver como es la cosa allí, pero después, sin duda se suma a este plan de salvación. Y gracias al Sí de María nosotros podemos decir que nos ha cambiado la vida.

 

Cuantas veces María interviene sutilmente, humildemente en lo profundo de nuestras vidas, casi sin ser notada, podríamos decir. Y nos va cambiando la forma de ver la realidad, nuestra propia mirada.

 

Pidamos la gracia de tener un corazón sencillo, servicial, humilde como el de María

 

 

Oleada Joven