Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: “El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia”. Mientras iba por la orilla del mar de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que echaban las redes en el agua, porque eran pescadores.
Jesús les dijo: “Síganme, y yo los haré pescadores de hombres”. Inmediatamente, ellos dejaron sus redes y lo siguieron. Y avanzando un poco, vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban también en su barca arreglando las redes. En seguida los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre Zebedeo con los jornaleros, lo siguieron.
Palabra de Dios
P. Héctor Lordi sacerdote de la Orden de San Benito del Monasterio de los Toldos
El evangelio de Marcos, con un estilo sencillo y popular, nos va contando las palabras y los hechos de Jesús. Destacará más los hechos que las palabras. Marcos no aporta tantos discursos de Jesús como lo hace el evangelio de Mateo. Le interesa más la persona de Jesús que la doctrina. Le interesa más la persona que lo que dice. En sus páginas está presente Jesús, con sus reacciones, sus miradas, sus sentimientos de afecto o de enojo. Lo que quiere Marcos, es presentarnos el evangelio de Jesús, o sea la Buena Noticia que es el Mesías y el Hijo de Dios.
Este texto de hoy nos narra el comienzo del ministerio de Jesús en Galilea. El mensaje que Marcos pone en labios de Jesús es sencillo: está cerca el Reino de Dios, conviértanse y crean en la Buena Noticia. La Buena Noticia es el evangelio que tiene que cambiar nuestra actitud ante la vida. O mejor: tiene que cambiar nuestra vida. En seguida empieza Jesús a llamar a discípulos: hoy llama a cuatro, dos parejas de hermanos. Simón y Andrés, Juan y Santiago. El relato es bien escueto. Sólo aporta dos detalles: que es Jesús quien llama, y que los llamados lo siguen inmediatamente, formando ya un grupo en torno a Jesús. Serán los primeros discípulos.
Somos invitados a escuchar a Jesús, nuestro auténtico Maestro, y a seguirle en su camino. Es la escuela de Jesús. De Jesús estamos aprendiendo, es nuestro Maestro. Es nuestro Evangelizador, él nos evangeliza si nos dejamos evangelizar. Somos invitados a «convertirnos», o sea, a ir aceptando en nuestras vidas la mentalidad de Jesús. Esto implica cambiar nuestra mentalidad y nuestras actitudes. Si creyéramos de veras, como aquellos cuatro discípulos, la Buena Noticia que Jesús nos anuncia también a nosotros, ¿no tendría que cambiar más nuestro estilo de vida? ¿no se nos tendría que notar que hemos encontrado al verdadero Maestro? Son preguntas que podemos hacernos.
Conviértanse y crean en la Buena Noticia. Convertirse significa cambiar, abandonar un camino equivocado y seguir el verdadero camino, el camino de Jesús. Y cada día tenemos que convertirnos a Jesús. Jesús nos invita a creer en la Buena Noticia, a creer en el Evangelio. El mensaje de Jesús es radical: no nos puede dejar indiferentes.
Los primeros discípulos: «Lo dejaron todo y le siguieron». Tuvieron una buena disposición. Los cuatro son pescadores. Ellos van a dejar sus barcas y sus redes que eran sus elementos de trabajo. Para un pescador era fundamental como lo es el metro y el serrucho para un carpintero. Hay generosidad y desprendimiento en los discípulos. Dejan todo para seguir a Jesús. Dejan a sus familias y sus elementos de trabajo para seguir al Maestro Jesús. Irán con él de pueblo en pueblo misionando. Trasmitiendo una alegre Noticia: el Reino ya está presente, ya llegó porque Jesús es el Reino en medio nuestro. Que mejor noticia que esta. También nosotros tenemos que anunciar a Jesús. El nos cambió la vida y es nuestro deber compartirlo y anunciarlo para que otros lo conozcan, no podemos ser egoístas. Seamos alegres anunciadores de Jesús, en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, amén.