Evangelio según San Marcos 4,35-41
Al atardecer de ese mismo día, les dijo: «Crucemos a la otra orilla». Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya. Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua.
Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal. Lo despertaron y le dijeron: «¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?». Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: «¡Silencio! ¡Cállate!». El viento se aplacó y sobrevino una gran calma.
Después les dijo: «¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?». Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: «¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?».
Palabra de Dios
P. Gustavo Gatto sacerdote de la Diócesis de Villa maría – Córdoba
Hoy , Jesús le dice a sus discípulos, vamos a la otra orilla y luego nos relata que, el navegar a otra orilla se desata una fuerte tormenta.
Es la invitación que nos sigue haciendo Jesús , a través del Papa Francisco:«Vamos a la otra orilla, ser una Iglesia en salida, salir de la zona de confort.»
Qué difícil ir a la otra orilla, porque sabemos que salimos de la comodidad, de la seguridad y en el navegar nos espera la tormenta pero, el Señor, no se baja de la barca , aunque parece dormido.
Es el desafío que tenemos cada uno de nosotros, salir al encuentro de los demás, salir a las periferias del mundo para anunciar la alegría de la buena noticia. ¡Vamos a la otra orilla! Ese es el desafío que tenemos como comunidad.
¡Que tengas un hermoso fin de semana!