Evangelio según Marcos 6, 53-56

viernes, 2 de febrero de
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Después de atravesar el lago, Jesús y los apóstoles llegaron a Genesaret y atracaron allí. Apenas desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús, y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que él estaba. En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban curados.

 

 

 

Palabra del Señor

 

 

 

 

 

 


 P. Héctor Lordi sacerdote de la Orden de San Benito del Monasterio de los Toldos

 

 

 

 

 

 

Esta perícopa del Evangelio de Marcos es como un resumen de una de las actividades de Jesús que era la de atender a los enfermos. Y a este servicio era a lo que más tiempo le dedicaba. En muchas partes del evangelio aparece Jesús atendiendo a todos y nunca dejaba sin su ayuda a los que veía sufrir de enfermedades corporales, psíquicas o espirituales. Lo vemos en los evangelios curando, perdonando, y liberando a la persona humana de todos sus males. Si tenemos que resumir su vida, podemos decir que pasó por este mundo haciendo el bien.

Los enfermos buscaban tocarlo, se nos dice hoy. No es extraño que lo busquen y lo sigan por todas partes, ya había experiencia que los enfermos que lo tocaban quedaban curados. Jesús era un sanador.La Iglesia que es la comunidad de los cristianos, recibió el encargo de Jesús de anunciar el Evangelio y al mismo tiempo curar a los enfermos. Así lo hicieron los discípulos ya desde los tiempos de Jesús: predicaban y curaban. La Iglesia hace dos mil años que evangeliza este mundo y le predica el Evangelio de Jesús. Además tiene un cuidado especial por los enfermos y marginados viendo en ellos de una manera especial el rostro de Jesús. Este servicio a los más necesitados junto con trasmitir el evangelio ha sido la misión importante de la Iglesia.

Un cristiano que quiere ser un buen cristiano y seguir a su Maestro no puede descuidar este aspecto de servicio. Se sirve a Jesús sirviendo a los hermanos especialmente a los más necesitados, a los marginados, a los enfermos, a los ancianos, y a los débiles. Podemos preguntarnos: ¿cómo atendemos a los ancianos, a los enfermos, a los que están marginados en la sociedad? ¿Los tenemos en cuenta? ¿Le dedicamos nuestro tiempo? No debemos olvidarnos que lo que hacemos a los demás se lo hacemos a Jesús. Como cristianos debemos dedicar tiempo al servicio, de modo particular a aquellos por los que Jesús mostró siempre su preferencia, los pobres, los débiles, los niños, los marginados, y los enfermos. 

 

Que Dios nos ayude a ser generosos, y a compartir lo que somos y tenemos.

 

Oleada Joven