En esos días, volvió a reunirse una gran multitud, y como no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: “Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. Si los mando en ayunas a sus casas, van a desfallecer en el camino, y algunos han venido de lejos”.
Los discípulos le preguntaron: “¿Cómo se podría conseguir pan en este lugar desierto para darles de comer?”. El les dijo: “¿Cuántos panes tienen ustedes?”. Ellos respondieron: “Siete”. Entonces él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo, después tomó los siete panes, dio gracias, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. Ellos los repartieron entre la multitud.
Tenían, además, unos cuantos pescados pequeños, y después de pronunciar la bendición sobre ellos, mandó que también los repartieran. Comieron hasta saciarse y todavía se recogieron siete canastas con lo que había sobrado. Eran unas cuatro mil personas. Luego Jesús los despidió. En seguida subió a la barca con sus discípulos y fue a la región de Dalmanuta.
Palabra de Dios
P. Gustavo Gatto sacerdote de la Diócesis de Villa María
Hoy nos encontramos en unas de las tantas versiones de la multiplicación de los panes.
Una vez más resalta la compasión de Jesús, que se conmueve de esta multitud que , los fie a escuchar y que no tienen para comer.
Una vez más asociar a los discípulos para que hagan está tarea de preguntar cuantos panes tienen.
Y aparecen siente panes y con siete panes Jesús asociando a sus discípulos sacia a la multitud.
Sabemos que en la Biblia el número siete es de la plenitud.
Solamente Jesucristo puede saciar plenamente las ansias más profundas de nuestro corazón.
Esta es la tarea que tenemos como discípulos, ayudar a las personas que puedan descubrir cómo lo descubrimos nosotros cada día.
Que Jesús de verdad sacie plenamente las ansias y las búsquedas de nuestro corazón.
¡Bendecido fin de semana!