Evangelio según San Lucas 9,22-25

miércoles, 14 de febrero de
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Jesús dijo a sus discípulos: “El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día”.

Después dijo a todos: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde y arruina su vida?

 

 

Palabra de Dios

 

 

 

 

 

 


P. David Pintos

 

 

 

Buenas a todos. Feliz tiempo de Cuaresma. Desde ayer ya comenzamos a caminar por este hermoso tiempo y los invito a que ya de lleno nos metamos en este tiempo especial. La Cuaresma es un tiempo de conversión, es un tiempo de reflexión de nuestras vidas, es un tiempo para volver a lo esencial, es tiempo de volver a Dios. Porque sabemos que sin Dios no podemos estar, no podemos vivir. Por eso es necesaria hacer una revisión de vida para ordenarnos y detectar todas las actitudes y cosas que no me ayudan a cuidar la gracia, ver todas las cosas que no me ayudan a estar cerca de Dios. Nuestra confianza en él, nuestra vivencia de Dios es vital por eso de suma importancia que vivamos el tiempo de Cuaresma al 100%. Participar de las celebraciones del Viacrucis, las celebraciones penitenciales, hacer un buen examen de conciencia, confesarme, ayunar y hacer obras de caridad, participar de algún retiro espiritual. Dedicar tiempo a la oración y meditación de la Palabra de Dios.

 

Hablando de que la Cuaresma es un tiempo para volver a lo esencial el Evangelio de hoy nos recuerda la verdadera condición para ser un buen discípulo, para ser un auténtico seguidor de Jesús: No tenerle miedo a las persecuciones, renunciar a si mismo, tomar la cruz cada día y seguirlo. Perder la vida por Jesús para ganarla.

 

Frente a estás condiciones para seguir a Jesús ¿hoy cómo me encuentro? ¿renuncio a todas las cosas por Jesús? ¿Me hago cargo de la cruz que me toca llevar? ¿soy capaz o estoy en condiciones de perder la vida por Jesús? O ¿tengo miedo?

 

Que en este tiempo de Cuaresma Dios nos de la gracia de volver a lo esencial, nos de la gracia de ser un auténtico discípulo de Jesús.

 

 

 

Oleada Joven