Al ver lo que hizo Jesús, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en él. Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron un Consejo y dijeron: “¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos.
Si lo dejamos seguir así, todos creerán en él, y los romanos vendrán y destruirán nuestro Lugar santo y nuestra nación”.
Uno de ellos, llamado Caifás, que era Sumo Sacerdote ese año, les dijo: “Ustedes no comprenden nada. ¿No les parece preferible que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca la nación entera?”.
No dijo eso por sí mismo, sino que profetizó como Sumo Sacerdote que Jesús iba a morir por la nación, y no solamente por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos. A partir de ese día, resolvieron que debían matar a Jesús.
Por eso él no se mostraba más en público entre los judíos, sino que fue a una región próxima al desierto, a una ciudad llamada Efraím, y allí permaneció con sus discípulos.
Como se acercaba la Pascua de los judíos, mucha gente de la región había subido a Jerusalén para purificarse. Buscaban a Jesús y se decían unos a otros en el Templo: “¿Qué les parece, vendrá a la fiesta o no?”.
Palabra de Dios
P. Gustavo Gatto sacerdote de la Diócesis de Villa María
Mañana domingo , iniciamos el misterio de la Fe, el misterio de muerte y resurrección de Jesús.
En el día del niño por nacer , le decimos: ¡Si a la Vida!. En el evangelio, vemos como la muerte sigue siendo para algunos, la solución a los problemas. Es necesario que muera uno solo, con esto decretaban la muerte de Jesús.
Cómo seguidores y discípulos del Dios resucitado, decimos: “Si a la vida en todas sus formas”. Defendiendo la vida frágil , la vida pobre, la que necesita y la que no tiene voz.