Un Dios vulnerable

miércoles, 28 de marzo de
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Este Dios vulnerable es al que Judas puede traicionar tranquilamente, siendo su actitud rastrera. Un Dios que puede ser golpeado por los guardias, afectados por el resentimiento, el que vemos todos los días: violencia, impunidad en la que nos sentimos humillados y Él las vivió. Nosotros también nos aprovechamos de los débiles y los pequeños, los maltratamos, los usamos para nuestros sentimientos, descargamos en nuestros hijos los sentimientos más contradictorios, mezclamos nuestra inmadurez con los más débiles y no vemos el daño que hacemos. Un egoísmo cerrado, como el de los Sumos Sacerdotes. Otras veces somos como Pilatos más equilibristas, políticamente correctos, buscamos quedar bien con Dios y con el diablo, y jugarnos significaría perder entonces me adapto y me someto a lo que los poderosos quieren escuchar.

 

Hay que pasar por el descubrimiento de la propia vulnerabilidad. Jesús colgado en la cruz es absolutamente vulnerable, le clavan la lanza, lo escupen. Y nosotros queremos ser fuertes para vencer y a la vez para sobrevivir, para que no nos avasallen, no mostrar nunca un flanco débil, y esa es la ley de la perversión que hoy en el mundo tiene buena prensa, en cambio la vulnerabilidad no.

 

Este Dios vulnerable tiene que llegarnos al corazón. Dios que busca nuestra salvación a través de este amor puro, que se manifiesta en lo pobre. Y de pronto, Dios parece silenciarse, no se baja de la cruz, expira y entrega su espíritu, se va con los muertos (como rezamos en el credo), y hasta lo tenemos que velar. Para muchos no creyentes, Dios está muerto. El Dios que nosotros hemos fabricado, triunfante, está muerto porque es falso. El Dios de la cruz no es un Dios de oro, sino de carne sangrante, un Dios que expira.

 

Quedarnos en la cruz es quedarnos en esa realidad límite donde parece que todo puede ser nada, ese momento donde pareciera que la vida se va. En las situaciones límites del hombre, muere el dios que nos fabricamos triunfante, y surge el Dios de la vida para decirnos que la vida es otra cosa: la vida no es triunfar y que todo salga bien, no es el éxito de los que aplastan. La vida es el amor que se despliega, lo que se muestra a través de lo que uno es. Jesús no tiene miedo de dejarse desnudar en la cruz y mostrar que lo único importante es lo que se es, y eso no lo puede destruir ninguna muerte.

 

 

 

Padre Fernando Cervera sj

 

Oleada Joven