Evangelio según San Juan 15,1-8

miércoles, 2 de mayo de
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Jesús dijo a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié.

Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer.

Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde. Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán. La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.»

 

 

Palabra de Dios

 

 

 

 

 


P. Matías Burgui, sacerdote de la Arquidiócesis de Bahía Blanca.

 

 

 

En el evangelio de hoy comenzamos a compartir el capítulo 15 de san Juan, los versículos del 1 al 8. Vemos que el Señor se nos sigue revelando para que lo conozcamos, para que nos encontremos con él. Entonces, nos dice algo de él y algo también de nosotros. Comenzamos el discurso, el anuncio de Jesús sobre la vid y los sarmientos. Jesús nos dice que Él es la vid verdadera, que el Padre es el viñador y nosotros somos los sarmientos, las ramas de esa vid. Tratemos de llevarlo a nuestra vida y de trabajarlo un poco, por eso fíjate bien en las palabras que usa Jesús:

En primer lugar, anímate a permanecer en Dios en serio.

A veces cuesta caer en la cuenta de que todo lo que hacemos y pensamos tiene que ser en clave de seguimiento del Señor. Porque claro, puede pasarte esto de vivir tu vida en “compartimientos estancos”, ¿no? Este es mi espacio de trabajo, este es mi estudio, esta es mi familia, estos son mis amigos, esta es mi parroquia, mi apostolado, mi grupo, mi vida de fe. Y no nos animamos a integrar nuestra vida. Yo creo que el permanecer tiene que ver con esto, con dejar que el Señor esté en todo lo que hago. Cada vez que renegás y querés volver a lo de antes, sin jesús, lo único que te queda es frustración y la amargura. Permanecer en Jesús implica mantener un dialogo con Él, es un estar “con Él y “en Él” constante que te ayuda a revisar tu andar cotidiano. El permanecer en Jesús es querer entrar siempre en relación con él. Por eso hoy preguntate: ¿estoy viviendo mi vida integrada, unida en Jesús, o a Dios lo dejo entrar solamente en algunos aspectos?

En segundo lugar, saber que sin Él, nada podemos hacer. Dice el Señor: “porque separados de mí, nada pueden hacer”.

Sin Jesús no podemos dar fruto, sin el Señor, todo se vuelve cuesta arriba, todo se torna más difícil. Ponete a pensar que a veces nuestras tristezas, nuestras locuras, nuestras crisis, nuestras cosas más raras, nos pasan cuando nos alejamos de Dios. Pero no es Dios que se aleja, soy yo el que me alejo. Dios nunca se aleja, Dios nunca puede alejarse porque está perdidamente enamorado de vos, porque es Padre y vos sos su debilidad. Pero somos nosotros los que nos apartamos, los que nos volvemos insensibles o no sé qué nos pasa, que dejamos de buscarlo y de reconocerlo. Él siempre está junto a vos, incluso mientras escuchás este audio. Por eso la insistencia del Señor, por eso el pedido de que no te apartes, de que no te seques, porque con Dios todo es posible. ¿Estás confiando verdaderamente en Jesús?

Por último, animate a descubrir los frutos. Quien está cerca del Señor ve los frutos. De hecho, Jesús lo dice en otra parte del evangelio: “por los frutos los reconocerán”. El tema es empezar a descubrirlos, porque a veces los frutos no son los que esperabas. Y, de repente, Dios cambia tus planes por unos mejores. ¿Querés ver frutos en tu vida? Bueno, viví con capacidad de asombro, porque Dios toma lo tuyo y hace maravillas.

Que tengas un buen día y que la bendición de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, te acompañe siempre. Amén.

 

 

Oleada Joven