Jesús dijo a sus discípulos: «Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.
Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre. No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.»
Palabra de Dios
P. Nicolás Retes sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires
Sólo puede amar con intensidad aquel que ha descubierto, o se ha descubierto mejor dicho, amado por el Padre.
Queridos amigos de Oleada joven, el evangelio de este viernes nos presenta la clave para la salvación: el amor entre nosotros y por supuesto hacia Dios. Este mandamiento importante, principal, que nos ubica en la vida, nos marca la prioridad, este trato preferencial que tiene Jesús con nosotros “ya no los llamo servidores, los llamo amigos, soy yo el que los elegí” nos va a decir Jesús.
Cuando uno se sabe elegido, querido, amado, sostenido por Dios la vida de uno no puede seguir igual, cambiamos, nos damos cuenta que frente a ese amor inigualable que Dios nos tiene estamos llamados a una misión,estamos llamados a dar ese fruto abundante que nos propone el evangelio de hoy. Y por supuesto dice el evangelio que ese fruto va a ser duradero, va a ser para siempre, claro, cada obra de amor que hagamos aquí en la tierra tiene su correlato en el cielo, vamos a encontrar esa obra de amor, esas obras de amor transformadas en lo que será ya luego la Vida Eterna, lo que será el encuentro con Jesús.
Que importante es tener presente entonces esto que dice Jesús “no son ustedes los que me eligieron a mi sino yo el que los elegí a ustedes” esa elección divina en la cual somos los preferidos de Dios, si cada uno de nosotros pudiera reconocer esto y saberse exclusivamente elegido por Dios para una misión nuestras vidas sin duda que cambian y se preparan,se disponen para lo nuevo que Dios quiere hacer en nosotros.
A Él le pedimos entonces la gracia de tener un corazón siempre enamorado de Él.