Evangelio según San Juan 16,12-15

martes, 8 de mayo de

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora. Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo. El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes. Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: ‘Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes’.”

 

 

Palabra de Dios

 

 

 

 

 


P. Matías Burgui sacerdote de la Arquidiócesis de Bahía Blanca

 

 

 

 

Estamos compartiendo en este día miércoles el evangelio según san Juan, capítulo 16, del 12 al 15. Jesús les habla a sus discípulos y les deja una promesa sobre el Espíritu Santo: cuando Venga el Espíritu de la Verdad, los iluminará y llevará a la verdad Completa. Es este Espíritu de la Verdad el que los va hacer glorificar a Jesús en ellos. Son palabras algo complicadas las que dice el Señor y por eso los discípulos no entendían demasiado, no terminaban de comprender. Este proceso, este camino por el que ellos pasan también tiene que ver con nuestro querer ser discípulos de Jesús. Ningún camino de fe es lineal, nadie cree igual todo el tiempo, vivimos de procesos. Por eso hagamos el intento de llevar esto a nuestras vidas.

En primer lugar, tener en cuenta el punto de partida.

Siempre comenzamos desde Jesús, desde el enamorarnos de él, del experimentarnos amados y perdonados por Dios. Si nuestra vida de fe no se basa y apoya en esto, tarde o temprano vamos a hacer agua. Traducido: nada es más incomprensible que la respuesta a una pregunta que todavía no nos hemos hecho. Por eso es tan importante fijarnos en el punto de partida. El comienzo de todo tiene que ser Jesús. Hoy por hoy vivimos en un mundo que no nos deja tomarnos las cosas en serio, que no nos deja vivir con radicalidad, que no nos deja pensar. Estamos en la cultura de lo inmediato, donde se recalca solamente lo negativo. Mirá, quien se lamenta todo el tiempo es porque se ha olvidado de rezar, quien vive en el pesimismo se está perdiendo todos los regalos que Dios le hace. No te desesperes por lo que todavía no comprendés, el Señor te promete su Espíritu Santo. Todo a su tiempo. Pero no te olvides de apoyar tu vida en Jesús.

En segundo lugar, no le tengas miedo a las crisis.

Una crisis no es ni buena ni mala, es simplemente eso: una crisis. Cada crisis por la que pasás en tu vida es una oportunidad de revisar tus motivaciones, sobre qué estás construyendo tu vida. Por eso las palabras y promesas de Jesús se hacen actuales también hoy. Aunque muchas veces no entendemos demasiado, sabemos y creemos que el Espíritu de Jesús obra en nosotros constantemente, siempre y cuando seamos dóciles a su obrar y su fuerza.

Cuando llegan las dificultades, los cansancios, los problemas y las preguntas no te olvides que todo se te pasa y que solo Dios basta. Confiá en que lo que hoy te hace llorar, con la ayuda de Dios se va a transformar en consuelo y paz. Esa es la promesa que hoy te hace el Señor: nunca estás solo, el Espíritu Santo te sostiene.

Por último, viví el testimonio.

Acordate que el testimonio es compartir todo aquello que el Espíritu Santo obró en tu vida y en tu corazón. El testimonio es ponerlo en el centro a Jesús para que los demás compartan con vos tu paz y alegría. Cada testimonio que das es volver a decirle “sí” al amor de Dios. Es decir “si” otra vez, a pesar de todo. Pedile hoy al Señor redescubrir su obra en tu vida y déjate amar por él. Mostrá a Jesús desde la experiencia del encuentro, no des una clase, anímate a ser vos.

 

 

 

 

 

Oleada Joven