Evangelio según San Juan 16,20-23a

jueves, 10 de mayo de

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo.”

 

La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo. También ustedes ahora están tristes, pero yo los volveré a ver, y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar. Aquél día no me harán más preguntas.”

 

 

Palabra de Dios

 

 

 

 

 

 


P. Nicolás Retes sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires

 

 

 

Queridos amigos de Oleada Joven, el evangelio que acabamos de escuchar recien, que esta extraido del evangelista San Juan, nos habla del gozo y de la tristeza.

 

Jesùs menciona: “Ustedes están tristes , pero esa tristeza se convertirà en gozo” 
Y esto lo puede hacer solo la Gracia de Dios en los corazones, cuando experimentamos muchas veces:
-Tanta incomprensión.
-Tanto dolor.
-Tanta tristeza.
-Tanta falta de sensibilidad, de caridad. 

 

Parece, nos preguntamos, si este mundo no está “patas para arribas, sino se ha dado vueltas” y lo único que puede realmente volverlo a su curso natural, para lo que fue creado,es: La caridad, es el amor, es la ternura que el Espíritu Santo ha depositado en nuestros corazones y que estamos llamados a contagiar, con una misión propia, con una misión particular, que -El Padre- nos ha encomendado.

 

Por eso la Iglesia Católica en el mundo, la Iglesia joven tienen como tarea, justamente transmitir , contagiar, la Buena noticia, con palabras y por supuesto, con gestos, con obras de caridad.

 

Esa caridad es la que cambia al mundo, esa caridad es la que nos da una alegría que nadie nos podrá quitar.

El Maestro, su persona, Jesucristo, Nuestro Señor y Maestro, es quien nos da la verdadera alegría.

 

Pidamos al Señor la Gracia entonces, de tener un corazón servicial, un corazón humilde como el de María.

 

Oleada Joven