Evangelio según San Juan 17,20-26

miércoles, 16 de mayo de
image_pdfimage_print

Jesús levantó los ojos al cielo y oró diciendo: “Padre santo, no ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí. Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.

Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno -yo en ellos y tú en mí- para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado, y que yo los amé cómo tú me amaste. Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocí, y ellos reconocieron que tú me enviaste. Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me amaste esté en ellos, y yo también esté en ellos”.

 

 

 

Palabra de Dios

 

 

 

 

 

 

 


 

P. David Pintos

 

 

Vaya que Jesús nos ama verdaderamente y realmente somos importante para Él. Y ésta oración que Jesus realiza en Juan 17 que hemos escuchado en estos días así lo dice.


Había escuchado que orar por una persona es amarla. Y esto es verdad, nos animamos a rezar por alguien cuando está en nuestro corazón porque es importante para nosotros. Y Jesús oro por nosotros y lo sigue haciendo. Ha hecho mucho por nosotros y lo seguirá haciendo.

 

Y para manifestar que somos conscientes de este gran amor de Jesús tenemos que manifestarlo cumpliendo sus mandamientos, su palabra… pero muy sobre todo estando unidos a Dios y estando unidos entre nosotros.

 

 

En esta parte de la oración sacerdotal de Jesús, como se conoce a Juan 17, manifiesta su intención mas grande para nosotros “Que todos sean uno, como tú Padre, estás en mí y yo en ti”. Quien es consciente del amor de Cristo, quien realmente es su discípulo y lo sigue, lo primero que tiene en su corazón es el trabajar por la unidad y no la división. Un verdadero Cristiano se lo conoce por esto, en que ser una persona de unidad y no de diferencias ni división, es un ser de paz, de comunión. Si uno dice que cree en Jesús pero es una persona que discrimina y rechaza en su corazón a otras personas es porque realmente no cumple con lo que Cristo quiere. Sería una pena muy grande que cada uno de nosotros seamos personas que no cumplen con esto principal de Jesús. Miremos nuestras vidas y pensemos si cumplimos con lo Cristo quiere… de tal manera que si lo cumplimos estaremos dando un hermoso testimonio ante el mundo del amor de Dios en nosotros para ellos. Más allá de que sea muy difícil muchas veces que en nuestro corazón haya una herida por diferentes causas hacia una persona o varias, le pidamos la gracia a Jesús de perdonar y rezar por ellas. Así estemos en paz y cumplamos con lo que Jesús quiere.

Que hoy entonces se cumpla en nosotros lo que Jesús quiere en su oración.

 

 

Oleada Joven