Pedro, volviéndose, vio que lo seguía el discípulo al que Jesús amaba, el mismo que durante la Cena se había reclinado sobre Jesús y le había preguntado: “Señor, ¿quién es el que te va a entregar?”. Cuando Pedro lo vio, preguntó a Jesús: “Señor, ¿y qué será de este?”. Jesús le respondió: “Si yo quiero que él quede hasta mi venida, ¿qué te importa? Tú sígueme”.
Entonces se divulgó entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría, pero Jesús no había dicho a Pedro: “El no morirá”, sino: “Si yo quiero que él quede hasta mi venida, ¿qué te importa?”.
Este mismo discípulo es el que da testimonio de estas cosas y el que las ha escrito, y sabemos que su testimonio es verdadero. Jesús hizo también muchas otras cosas. Si se las relata detalladamente, pienso que no bastaría todo el mundo para contener los libros que se escribirían.
Palabra de Dios
P. Gustavo Gatto Sacerdote de la Diócesis de Villa María
Ya nos encontramos en la víspera de Pentecostés y pedos al Espíritu Santo, que este amor que se derrama entre en nuestro corazón para que podamos ser discípulos y misioneros del resucitado.
De esto se trata el evangelio de hoy, Juan el discípulo amado da su testimonio porque ha hecho la experiencia de recostarse al costado abierto de Jesús. Solo el discípulo que ha experimentado el amor de Jesús puede dar un testimonio verdadero y eficaz de ese mismo amor de Dios.
Pidamos al Espíritu que no haga discípulos enamorados y misioneros corajosos del evangelio. ¡Que tengas una linda fiesta de Pentecostés!