Evangelio según San Mateo 5, 38-42

viernes, 15 de junio de

Dijo Jesús: ustedes han oído que se dijo: “Ojo por ojo y diente por diente”. Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal, al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, dejale también el manto; y si te exige que lo acompañés un kilómetro, caminá dos con él. Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.

 

 

Palabra del Señor

 

 

 

 

 


 P. Héctor Lordi sacerdote de la Orden de San Benito del Monasterio de los Toldos

 

 

 

 

 

 

 

 

Jesús nos da normas para actuar ante las personas que nos han ofendido o lastimado, o herido. ¿Qué hay que hacer? En la antigüedad estaba la ley del Talión. Esta ley consistía en hacer al otro lo mismo que te hizo a vos. Ojo por ojo, diente por diente. Si me sacó un ojo yo le saco otro a él. Hay que castigar con la misma medida que me hizo un daño. Jesús en cambio va más allá, no quiere que se devuelva mal por mal. Es muy exigente y pone ejemplos concretos. Si alguien te pegó en una mejilla, no le hagás nada, ponele el otro cachete. Es hacer el bien al que nos hace mal. Como diciendo al que te robó la camisa dale también el pullover. O al que te robó el pullover dale también la campera.

Esto que nos pide Jesús a todos nos cuesta. Porque tenemos nuestra zona de sombras, con nuestras agresiones. Nos sale de adentro el espíritu de venganza. Queremos devolverle al que nos hizo el mal con la misma moneda. O decimos que perdonamos pero siempre queda algo adentro y en alguna oportunidad la herida se vuelve a abrir y viene también el mal espíritu de la venganza. Buscamos de alguna manera vengarnos lastimando con alguna violencia verbal, y si podemos hasta física. Cuando vemos a la persona que nos hizo daño, es como golpearnos en la herida, salta la cascarita y vuelve a sangrar.

Jesús nos pide de poner la otra mejilla. Busca impactar. Es no devolver mal por mal. Es no seguir la corriente mundana del las hace las paga. Es no devolverle al que me hizo daño con la misma moneda. Y para esto no hay motivaciones humanas, y si lo hacemos, es por Jesús. Ya que Jesús nos pide de no ser rencorosos ni hacer el mal a los que nos hicieron daño.

Que me hagan el mal a mi me lo puedo aguantar apoyándome solo en lo que Jesús me pide. Pero si hacen mal a otra persona no debo dejarlo pasar, sería cobardía. No podemos aceptar las injusticias sociales y a cerrar los ojos ante el daño de los demás cuando atenta a su dignidad humana.

Eso hay que denunciarlo enseguida y hacer algo, sino sería evadirnos.

Cuando a Jesús le dan una cachetada no se queda callado. Pide una explicación: ¿si hablé bien por qué me pegás? Si nos hacen un mal no debemos vengarnos con agresión, pero podemos pedir explicaciones. Según san Pablo lo ideal es vencer el mal a fuerza de bien. Jesús cuando está muriendo en la cruz pide al Padre perdón por todos los que lo crucificaron. Algo así humanamente nos resulta difícil, por eso le pedimos ayuda a Dios. Que Dios nos regale un corazón dilatado, lleno de amor, que pueda perdonar a todos los que nos hacen el mal.

 

Oleada Joven