El pasado 29 de mayo fue un día durísimo para Marcelo Vargas. En medio de la noche, delincuentes prendieron fuego el auto de la familia que estaba estacionado en la puerta de su vivienda, en Rawson. El vehículo quedó totalmente incinerado y Marcelo, con mucha bronca e impotencia. Sin saberlo, ese dolor se volvió esperanza y solidaridad. Es que, tras enterarse de la noticia, los compañeros de trabajo del hombre comenzaron a idear alguna forma de ayudarlo.
Decidieron hacer una rifa para juntar dinero con el objetivo de poder comprar otro auto, pues la familia Vargas usaba el vehículo quemado, entre otras cosas, para trasladar a una hija que tiene parálisis cerebral y se moviliza en silla de ruedas. “Cuando empezamos pensamos que hacer realidad la iniciativa de comprar un auto nuevo iba a resultarnos muy difícil, pero recibimos mucha ayuda”, dijo Darío Celiz, uno de los compañeros solidarios.
Marcelo tiene 49 años, los cumplió el martes pasado. Es enfermero del Hospital Rawson y la clínica Santa Clara; y nunca pensó que desde uno de sus trabajos, el hospital, la solidaridad lo ayudaría a salir adelante. Es más: hasta ayer, seguía sorprendido y no podía creer el “súper regalo” que le hicieron sus compañeros de trabajo. Darío Celiz, uno de los compañeros que compró el auto, comentó que cuando en el Hospital Rawson se enteraron de la noticia del incendio, empezaron a buscar la forma de ayudar. Pidieron colaboración y les donaron un televisor, una cafetera y otros electrodomésticos. “Hicimos los números para una rifa y empezamos a venderlos en las noches, para que Marcelo no se diera cuenta. A todos los decíamos que era una sorpresa”, dijo Darío y contó que colaboraron médicos, enfermeros, los guardias de seguridad, personal de limpieza del hospital y hasta pacientes. “Con la plata que juntamos compramos un autito viejo, que tendrá que pasar por el mecánico, pero que le servirá para movilizarse”, agregó y dijo que se sienten muy felices de poder haber cumplido el objetivo.
La compra del vehículo no fue todo lo que sus amigos hicieron para alegrar a Marcelo. La entrega del auto fue también una sorpresa. Es que Marcelo cumplió años el martes y sus compañeros le organizaron un cumpleaños a escondidas. Es que al enfermero le encanta festejar, pero este año no estaba de ánimo tras el incendio del auto. “Les costó mucho convencerme, porque realmente no me sentía bien como para festejar, hasta que accedí. Nunca pensé que podían tener un gesto tan noble y lindo. Es muchísimo para mí, no sé realmente si lo merezco”, dijo el hombre que hasta lloró cuando le entregaron el regalo. En este sentido, los compañeros de Marcelo dijeron que se merece este regalo, y mucho más. Todos señalaron que es un gran compañero, responsable con su trabajo, buen amigo y excelente enfermero.
“Fue un día muy emocionante. No sólo por la alegría que mostró Marcelo al recibir el regalo, sino también porque sus hijos y el resto de la familia no lo podían creer. Él tiene una hija con discapacidad y es difícil movilizarse sin un auto propio. La verdad que era una gran necesidad para toda la familia”, agregó Celiz.