Jesús dijo a sus discípulos: “No son los que me dicen: ‘Señor, Señor’, los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?’.
Entonces yo les manifestaré: ‘Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal’. Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca.
Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande”. Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, la multitud estaba asombrada de su enseñanza, porque él les enseñaba como quien tiene autoridad y no como sus escribas.
Palabra de Dios
P. David Pintos
Hoy Jesús en el Evangelio culmina con uno de sus grandes discursos, el Sermón de las Montañas, que abarca los capítulos 5, 6 Y 7 en el Evangelio de Mateo y que tuvimos la dicha de poder meditar detenidamente en estos días que pasaron gracias a la liturgia.
¿Conoces el Sermon de la Montaña en profundidad? Mira que es una de las cosas básicas y esenciales que tenemos que saber y poner en práctica todas las enseñas que Jesús nos deja en este gran discurso. Si no lo conocemos significa que nuestra fe la estamos construyendo sobre arena, en cualquier momento se derrumba. Y tener en cuenta que tampoco se trata de conocer solamente , sino de poner en práctica las enseñanzas de Jesús.
Jesús es muy claro y directo, los auténticos discípulos son aquellos que de verdad ponen por obra todas sus palabras y todas sus enseñanzas, son los que cumplen la voluntad de Dios.
Sino cumplimos nos dirá “apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal”. Tengamos muy en cuenta esa frase. No cumplir y no llevar a cabo con lo que Jesús nos pide es también hacer el mal. No creamos que tener los brazos cruzados, estar quietos, no comprometernos, no hacer nada, dejar que la injusticia crezca aunque no me toque a mí, significa que está bien. No. No hacer nada es también hacer el mal.
Jesús nos decía “¿Quiénes son mis verdaderos discípulos? Los que cumplen con mi Palabra y la practican”. Conocer y poner en práctica la Palabra de Díos es lo más inteligente y más sensato que podemos hacer en nuestras vidas.
¿Cómo es mi compromiso con las enseñanzas de Jesús? ¿Pongo en práctica lo que Jesús nos enseña? ¿Por qué muchas veces me cuesta tanto hacer lo que Dios quiere? ¿Cómo estoy construyendo mi fe? ¿Qué tendría que poner de mi para ser un auténtico discípulo de Jesús? ¿Qué le puedo pedir Dios en este día para ser un verdadero discípulo?
Que el Evangelio de Hoy nos ayude a comprender que lo mejor siempre es cumplir con lo que Dios quiere y que cumpliendo nuestra vida será construida sobre una base muy sólida que nadie la podrá derrumbar. Que tengan un hermosa jornada bendecida.