“Ahí está toda la falopa llevame al hospital, ayudame”

martes, 26 de junio de

Paulo de la Cruz Moreno tiene 21 años, nació en Resistencia, Chaco y actualmente vive en Córdoba. En una entrevista ofrecida al portal Madre Catalina contó su historia de adicción. Comenzó a consumir a  los 13 años, varios son los factores que influyeron en él para tomar ésta decisión.

 

Hoy, en el día de la “Lucha Contra las Adicciones”, queremos acercarte su testimonio de lucha y recuperación.

 

Paulo contó que todo comenzó entre los 12 y 13 años con el consumo de “marihuana y al poco tiempo pastillas, ansiolítico con alcohol en excesos”. La falta de contención, los conflictos familiares, la muerte de seres queridos, todo combinado con la falta de control ayudaron a que la adicción comenzara a instalarse como una nueva realidad.

 

Se fue aislando de sus circulos de amigos y solo comenzó a frecuentar gente que, al igual que él, consumían drogas. Confesó que no podía sentirse “bien si no estaba consumiendo”, apartándose de su familia.

 

“Al poco tiempo ya le robaba a mi familia después me fue cada vez peor en el colegio, dejé el colegio, empecé a robar en casas, estuve preso, 9 meses estuve encerrado en una institución. Salí de ahí y estuve peor, tuve cuatro sobre dosis”, comentó y agregó que a “los 19 que ya tenía alucinaciones, hablaba solo, estaba llegando a un brote psicótico por el consumo de cocaína.”

 

“Ahí está toda la falopa llevame al hospital, ayudame”, le dijo Paulo a su madre cuando comenzó a tocar fondo. Contó que “estaba muy asustado, con taquicardia y hacía tres días que estaba en la calle.” Su familia tenía la casa con candados y llave para que él no ingrese y les siga robando para poder consumir.

 

Su mamá lo llevo al hospital y logró estar un mes sin consumir. 

Llegó la recaída y tivo que reconocer que solo no podía, fue así que les comentó a sus padres de un lugar llamado ““Pescador de Hombres” en Resistencia (Chaco), y ellos se ponen en contacto con una comunidad de Malabrigo en Santa Fe para que pueda hacer la recuperación ahí.”

 

Su recuperación tuvo lugar en el “Buen Samaritano” en Santa Fe. Sobre este lugar, Paulo dijo: “Es una obra que se basa en la espiritualidad cristiana, se hacen Ejercicios ignacianos, se reza el rosario, adoración al Santísimo, se reza la oración carismática, el modelo de oración que hacemos todos juntos. Es donde uno empieza a hacerse preguntas, a ver la propia historia, ves qué te llevó a consumir y las vas sanando con el amor de Dios. Hice esa etapa de un año y un mes (lo terminé un mes antes), y cuando terminé mi tratamiento me quedé a servir en la casa de coordinador 5 meses más. En eso empiezo a armar un proyecto de vida ya enfocado en que no me quería volver a Resistencia y consigo trabajo en Córdoba y más adelante con ganas de estudiar una carrera. Ahora vivo solo, trabajo, estudio, tengo amigos, tengo un grupo, estoy en una Iglesia y en un grupo donde hago acompañamiento y vivo una vida de salir y disfrutar pero desde un contexto más sano, poder bailar, salir con amigos y sin necesidad de estar dado vuelta. Y disfrutar de todo lo que no había podido disfrutar antes.” 

 

Su encuentro “con Jesús en el Buen Samaritano fue un encuentro con el amor y el perdón de Dios, primero con mi historia y al mismo tiempo sentirme amado en esas heridas que me lastimaron, ir sanando, ir llorando las cosas que me dolían”, compartió el joven.

 

“Se puede salir”, “Está en nuestras manos” es el mensaje de Paulo a todos esos jóvenes que hoy sufren en flagelo de las adicciones. “La adicción es una enfermedad y no es fácil salir pero buscando ayuda se puede”, concluyó. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: Madre Catalina

 

Oleada Joven