Evangelio según San Mateo 9,1-8

miércoles, 4 de julio de
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Jesús subió a la barca, atravesó el lago y regresó a su ciudad. Entonces le presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: “Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados”. Algunos escribas pensaron: “Este hombre blasfema”. Jesús, leyendo sus pensamientos, les dijo: “¿Por qué piensan mal? ¿Qué es más fácil decir: ‘Tus pecados te son perdonados’, o ‘Levántate y camina’? Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”. El se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la multitud quedó atemorizada y glorificaba a Dios por haber dado semejante poder a los hombres.

 

 

 

Palabra de Dios

 

 

 

 


 

P. David Pintos 

 

 

 

En el Evangelio de Hoy vemos que Jesús sana a un paralítico perdonando sus pecados, pero todo es gracias a la intervención de personas que lo acercaron al Señor.


Por un lado podemos ver realmente que el pecado nos paraliza, nos deja quieto. No podemos hacer nada de nada. Paraliza la vida, nos deja inmóvil. Es tan fuerte lo que produce el pecado que muchas veces no nos damos cuenta, te convierte en inútil.


Por otro lado podemos ver que el pecado no sólo hace daño a la persona, sino que también hace daño a las demás personas, a todos. El pecado te hace tan inconsciente que no te importa el hacerle daño a los seres queridos. ¿Cuantas veces por nuestro pecado hacemos sufrir a los que nos aman? ¿Realmente las personas que te aman no te importan para nada? ¿A tal grado de egoísmo te vas a dejar llevar culpa del pecado? No se lo merecen.


Pero vemos el gran gesto de amor de muchas personas que al ver que alguien que quieren sufre, se lo llevan inmediatamente a Jesús. Cuanto amor hay cuando una persona te lleva a Jesús! Eso sí que es un amor verdadero. Llevar hacia Jesús es lo que mejor que podemos hacer por una persona. Porque sabemos que Jesús es el único que puede liberarnos de tal esclavitud y tanto mal. Es el único que puede liberarnos de la parálisis que nos deja el pecado. Jesús nos devuelve la libertad y la capacidad para caminar y movernos. Nos da la capacidad de amar y volver a los que amamos!!!


Hoy podemos reflexionar: ¿Qué pecado me paraliza, hace daño y me aleja de los que me aman? ¿Conozco a alguien que se la jugó por mi y me salvó de perderme? ¿Conozco a alguien a quien poder ayudar y presentárselo a Jesús?


Dicen que estamos en la semana de la dulzura. Podemos hacer un gesto. Podemos hacer el propósito hoy de dar un abrazo, una cosa dulce y dar gracias a todas las personas que están a mi lado y me acercaron a Jesús. O también dar un abrazo, una cosa dulce y rezar por alguien que este necesitando de ayuda así Jesús pueda sanarlo.


Que tengan una hermosa jornada bendecida.

 

Oleada Joven