De prisionero a capellán

martes, 7 de agosto de
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Gabirel Everardo Zul Mejía, es el primer sacerdote ordenado dentro de una prisión. Tiene 36 años, nación en Monterrey, Nuevo León (México).

 

Desde muy joven Gabirel se involucró en conflictos violentos entre bandas juveniles que le llevaron a ser detenido y encarcelado en el Penal de Topo Chico, Nuevo León. Es decir, era pandillero y su vida transcurría entre peleas.

 

 

Su encuentro con Dios fue lo que le cambió la vida: Una noche, mientras miraba hacia el cielo, le decía a Dios: ‘No te conozco, pero sé que no me vas a dejar aquí’. Y otra cosa que le dije, fue: ‘¡Estoy tan cerca, y tan lejos de mi casa!’. Siempre he dicho que Dios escuchó lo que le expresé, pero también escuchó las oraciones de mi madre y de la Iglesia, que ora en todo momento por los jóvenes que se encuentran perdidos en la vida”.

 

Gabirel dijo que el haber vivido la experiencia de la privación de la libertad, le ayudó a encontrarse consigo mismo, valorar a sus padres y todo lo que tenía en casa. Y a encontrar la libertad auténtica, interior, espiritual.

 

“Los hermanos internos que conocí, me cuidaron, me brindaron unas monedas para comprar unos desechables, y me dieron algunos consejos, como el de no reunirme con personas que me podían afectar más dentro del penal. Ellos fueron los que en un primer momento me enseñaron lo que ahora conozco como obras de misericordia, y en ellos descubrí el amor de Dios ya que, sin conocerme, me brindaron un gran apoyo en los días en que estuve en prisión”, dijo el sacerdote.

 

Al salir de la prisión volvió a vivir con sus padres y decidió respondonder al llamado que sentía Dios le hacia a la vida sacerdotal. Así, el pasado 27 de julio, después de diez años de estudios, finalmente fue ordenado por el arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera.

 

La ceremonia fue en el Centro de Reinserción Social de Apodaca. Allí Gabirel será capellán, y ningún preso podrá decirle: “padre, usted no sabe lo que es la cárcel” ni “padre, usted no sabe lo que son las pandillas”.

 

 

 

 

Fuente: Religión en Libertad

 

Oleada Joven