Evangelio según San Mateo 25, 14-30

jueves, 30 de agosto de

«Es también como un hombre que, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó. Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos. En cambio el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor.

 

Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado.” Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.” Llegándose también el de los dos talentos dijo: “Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado.” Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.” 

 

Llegándose también el que había recibido un talento dijo: “Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo.” Mas su señor le respondió: “Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí; debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. Quitenlé, por tanto, su talento y dénselo al que tiene los diez talentos. Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y a ese siervo inútil, echenló a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.”

 

 

 

Palabra de Dios

 

 

 

 


P. Gustavo Gatto sacerdote de la Diócesis de Villa María, Córdoba

 

 

 

En el evangelio de Mateo, nos encontramos con la parábola, reconocida como, parábola de los talentos.Jesús , no invita a pensar en los dones que nos a regalado, para que lo hagamos crecer.

 

La vida , la fe, la comunidad , de la familia y después esos talentos personales que son un regalo de Dios para nosotros y los demás.Dios nos ha bendecido con infinidades dones y talentos para enriquecernos y para que hagamos crecer el reino de Dios.

 

La clave está en la generosidad con la que nos animemos a darnos y a entregarnos.Sabiendo que estos talentos crecen en la medida que se entregan y se dan.

 

Así, vamos viviendo el reino de Dios entre nosotros hasta que lleguemos a ese banquete definitivo que será el Cielo, dónde podamos gozarlo eternamente del Señor que es el verdadero dueño de nuestros talentos.¡Bendecido fin de semana!

 

Oleada Joven