Evangelio según San Lucas 2, 33-35

jueves, 13 de septiembre de
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Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción – ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! – a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»

 

Palabra de Dios

 

 

 

 


P. Gustavo Gatto sacerdote de la Diócesis de Villa María, Córdoba

 

 

 

En el evangelio de Lucas, Jesús nos regala un lindo criterio de discernimiento para nuestra vida y para examinar nuestro corazón. Podemos saber de que madera estamos hechos, viendo los frutos de nuestra vida.

 

Ver los frutos de nuestra vida nos ayuda a descubrir el corazón, el corazón del hombre de dónde salen las buenas y malas intenciones pero, que se materializan en las obras. El hombre que da buenos frutos es el que ha cimentado su casa sobre rocas, es el que escucha la palabra y la guarda en el corazón.

 

Esta palabra se puede transformar en obras buenas de amor y caridad hacia los hermanos.

“Por los frutos los reconocerán, dice Jesús”.

¡Bendecido fin de semana!

 

 

Oleada Joven