Te doy gracias, Señor, porque eres bueno, porque es constante y eterno tu amor conmigo.
Te doy gracias, Señor, Dios de todo, porque en todo lo mío Tú intervienes, porque es constante y eterno tu amor conmigo.
Tú haces grandes maravillas: la potencia del Universo, el misterio de la Vida, la fuerza del Amor, mi propio ser….. porque es constante y eterno tu amor con todo y también conmigo.
Me sacaste de aquello que un tiempo me hizo esclavo, con mano tensa y fuerte brazo como ‘tira de uno’ aquel que es buen amigo… porque es constante y eterno tu amor conmigo.
Cuando no tenía fuerzas, me abriste el camino: pasé y fui salvado por Ti desde la experiencia del antiguo Egipto sentí en mi vida una vez más que es constante y eterno tu amor conmigo.
Me llevas al desierto, pero vienes conmigo, me sacas… y me guías a tu estilo haciendo brotar fuera aquello que en mí, tú pusiste escondido, pero yo nunca supe porqué no había podido: quitaste de muy dentro “poderes escondidos”, rompiste mis cadenas y viniste conmigo; yo, a tientas, descubría porque es constante y eterno tu amor conmigo.
Tú me das, Señor, el pan que necesito, el pan que me da vida y aunque me canso…. ¡Vivo! Si recuerdo mi historia…. has puesto en cada instante el pan que necesito. No me dejes, ahora que estoy cansado hazme experimentar que es constante y eterno tu amor conmigo.
A quienes lean esto, ¡los invito!: lean en sus propias historias la salvación que Él hizo, la salvación concreta que Él realiza hoy con ustedes y conmigo….
A todos nos regala el don de pronunciar: “te doy gracias, Señor, porque es constante y eterno tu amor conmigo”.
Adaptación del Salmo 136