En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. «Vengan a mí todos los que estan fatigados y sobrecargados, y yo les daré descanso.Tomen sobre ustedes mi yugo, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaran descanso para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»
Palabra de Dios
P. David Pintos
En el Evangelio de hoy vemos a Jesús convocando, llamando, a muchas personas para que vayan a anunciar el Reino de Dios de Pueblo en Pueblo. Es una gran misión el que organiza Jesús haciendo que todas las personas con las que aprendieron sus enseñanzas y compartieron con él haga que desde ese momento también la compartan con otras personas. Como que siempre las bendiciones de Dios que uno recibe no la debemos guardar , siempre las tendremos que compartir. Y no compartir solamente cosas de Dios, sino compartir el proyecto de Dios, el sueño de Dios que es para todos. Compartir la alegría de su amor, su gracia, su bendición. Compartir que todos tenemos que ser unidos, donde nadie se sienta discriminados sino importante, compartir los dones y bienes de cada uno, que a nadie le falte nada y mucho menos lo indispensable que es el amor.
Obvio que seguramente nos vamos a encontrar con estructuras y formas contrarias al proyecto de Dios por razones egoístas y perversas, porque aunque no lo creamos detrás todo el modo de vivir del mundo siempre hay poderosos que nos les conviene porque siempre quieren estar por encima de los demás sin importarles la dignidad de nadie. Por eso Jesús nos advierte que nos envía en medio de lobos o que también nos diga que en algunos lugares no los aceptaran, y es ahí donde nos dice que no nos contaminamos de ellos y que por eso sacudamos hasta el polvo de nuestros pies como diciéndonos que esas formas contrarias a al proyecto de Dios no se nos queden pegadas.
Jesús nos llama hoy a nosotros a anunciar el Reino de Dios a los Pueblos y que en medio de la Misión el nos va asistir dándonos todo su sustento. El Señor nos llama a misionar ¿Lo vas a hacer? ¿De qué tenés miedo? Sólo podemos cumplir con el mandato del Señor si estamos unidos y convencidos plenamente en él. No nos quedemos con los brazos cruzados y salgamos a misionar.