Evangelio según San Lucas 10,13-16

jueves, 4 de octubre de

¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza.

 

Por eso Tiro y Sidón, en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.
Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno.

 

El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a aquel que me envió”.

 

Palabra de Dios

 

 

 

 

 


 

P. Nicolás Retes sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires

 

 

¡Queridos amigos de Oleada Joven !

 

La palabra de Dios, hoy quizás un poquito más difícil de entender, que por ahí nos puede dar un poquito de miedo por todas las cosas quie relata, en el fondo me parece a mi, que se trata de reemplazar los nombres de estas ciudades: Corozaín, Betsaida.

 

De esta mención que hace Jesús a Tiro y a Sidón, haciendo justamente, referencia a los milagros que se han hecho en ellas, entre ustedes dice El y no se han convertido.

 

Quizás reemplacemos los nombres de estas ciudades, por nuestros propios nombres ¿no?

 

El nombre: Javier, Alicia, Pedro, Jorge, María.

 

En fin, cada uno puede colocar su nombre allí y puede sentirse identificado. Dios ha hecho muchos milagros en nuestras vidas.

 

Si nosotros sabemos abrir los ojos, si podemos reconocer el paso de Dios por nuestras vidas , creo que de esto se trata, lo que nos pide el evangelio hoy, bueno,m entonces “”convertirnos”.

 

Dicho de otra manera, queridos jóvenes, si reconocemos el amor que Dios nos tiene, ¡Cuanto nos ha amado! no podemos seguir iguales.

 

No podemos seguir de la misma manera, esclavos de tal o cual cuestión, al contrario:

 

Por Amor somos sanados.

Por Amor somos elevamos.

Por Amor … ¡por Amor Puro.!

 

Ese Amor que viene de Dios, somos queridos eternamente y transformados. Somos enviados también con una misión, en el medio de nuestra conversión a contagiar a otros, la Fe recibida.

 

Por eso, esto tiene que notarse en nuestras vidas, y no es una obligación, pero en el fondo, cuando uno se sabe amado realmente por Dios y:

 

Cambia de hábitos.

Cambia ciertas estructuras.

Cambia formas de pensar y de obrar. 

Le pedimos al Señor entonces, porque esto no es matemática, no es algo que sale ¡si o si! sino que es Obra de la Gracia de Dios, la verdadera conversión.

 

Que Él nos regale entonces, esa fuerza que viene de lo alto, que en fondo es la gracia, que su Amor, que nos permita cambiar, que nos permita realmente buscarlo de corazón al Señor y transformar este mundo con los dones que Él nos ha regalado.

 

Oleada Joven