Evangelio según San Lucas 11,27-28

jueves, 11 de octubre de

Habiendo Jesús expulsado un demonio, algunos de entre la muchedumbre decían: “Este expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios”.

 

Otros, para ponerlo a prueba, exigían de él un signo que viniera del cielo.

 

Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: “Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra.

 

Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Porque -como ustedes dicen- yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul. Si yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces.

 

Pero si yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.

 

Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras, pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita el arma en la que confiaba y reparte sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama. Cuando el espíritu impuro sale de un hombre, vaga por lugares desiertos en busca de reposo, y al no encontrarlo, piensa: ‘Volveré a mi casa, de donde salí’. Cuando llega, la encuentra barrida y ordenada. Entonces va a buscar a otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí. Y al final, ese hombre se encuentra peor que al principio”. 

 

 

Palabra de Dios

 

 


 

Padre Matías Burgui sacerdote de la Diócesis de Bahía Blanca

 

 

En el evangelio que nos regala en este día viernes la Palabra de Dios, Lucas 11, 15-26 vemos al Señor no solamente expulsando demonios, sino también yendo a lo más profundo y hablando de un tema central en nuestra vida de fe: cuidarnos de la división. Quizás algunos puntos te puedan ayudar en tu oración de hoy.

 

En primer lugar, no dividas. Jesús dice “un reino donde hay luchas internas va a la ruina”. Es interesante esta enseñanza porque muchas veces nosotros nos quedamos en la división. La palabra “Diablo” significa justamente eso: “el que divide”. Fíjate cómo la división es una tentación tan sutil, ¿no? La división puede llegar a tu vida casi sin que te des cuenta. Por eso tenemos que estar atentos a no caer. Aprender a decir “no” a la división: no engancharse en un chusmerío, en un comentario, en una falta de perdón, en los rencores. Y claro, dividimos. Dividimos en la familia, en la parroquia, en el trabajo, en cada lugar donde estamos.

 

Así que tené cuidado. Si tu comentario va a dividir, no lo digas; si tu acción va a dividir, no la hagas. No seas instrumento de división, pensá, rezá y pedile al Señor poner siempre unión ahí donde haya división. Acordate que la unidad prevalece sobre el conflicto, como dice el Papa Francisco. Habla de la necesidad de no ignorar o disimular los conflictos sino asumirlos, pero siempre poniéndolos en perspectiva, porque si nos detenemos en el problema solamente, perdemos el sentido profundo de la realidad y quedamos atrapados. No dividas, no separes, no rompas. Eso no es de Dios.

 

En segundo lugar, pensá cosas que te dividen hoy. Uno puede estar separado de los demás, pero también puede estarlo de Dios e incluso tener división interior. El Señor nos está pidiendo que expulsemos de nuestra vida todo lo que nos divide. Incluso en nuestra relación con él. Pensá hoy cuáles son esas situaciones, esas actitudes que te quieren separar de Dios: miedos, parálisis, orgullos. Acordate que Dios te tiene garantizado su amor y su perdón y no quiere tener un vínculo de división con vos. Solo espera un sincero reconocimiento. Eso te va a llevar a vivir tu vida en unidad.
Por último, quedate con Jesús.

 

Dice el Señor “el que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama”. Y acá vamos a subrayar el estar con Jesús. A veces logramos hacer superar las crisis, afrontar los problemas, estar mejor, pero no terminamos de ser de Cristo. Solamente buscamos a Dios por una conveniencia y nos dejamos estar. Mal hecho. No hay que quedarse en el molde. Por eso el evangelio dice que el demonio encuentra la casa barrida y ordenada y va a buscar a otros más. ¿Qué significa eso? Que te cuides de no caer y que siempre te quedes al lado de Jesús. Ayer la Palabra nos hablaba de perseverar en la oración, de perseverar en Cristo. Bueno, hoy proponete perseverar en el camino de Jesús. Invertí para que Dios sea lo más importante en tu vida.

 

Que tengas un buen día, y que la bendición de Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo te acompañen siempre. Amén.

 

 

Oleada Joven