En ese momento se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios.
El les respondió: “¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. ¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera”.
Les dijo también esta parábola: “Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró.
Dijo entonces al viñador: ‘Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?’.
Pero él respondió: ‘Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás'”.
Palabra de Dios
P. Gustavo Gatto sacerdote de la Diócesis de Villa María
Utilizando la imagen de la higuera, el evangelio de Lucas nos invita a pensar en los frutos que estamos dando en nuestra vida. Pone el acento en la misericordia de Dios que nos da siempre una segunda oportunidad.
Estamos llamados a tener una vida abundante que nos viene de Jesús, en la media en que nos abramos a la acción en nuestro corazón y en la medida que podamos ser discípulos de Jesús.
Nuestra vida irá dando en lo personal y en la comunidad los frutos deseados por el corazón de Dios, por el proyecto d Dios.
Es verdad que seremos juzgados, por Dios pero es verdad que ese juicio , es un juicio de misericordia de este Dios de las segundas oportunidades.
¡Bendecido fin de semana!