Evangelio según San Juan 15, 21-28

jueves, 1 de noviembre de

Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:

 

“Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.

 

Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.

 

Felices los afligidos, porque serán consolados.

 

Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.

 

Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.

 

Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.

 

Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.

 

Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.

 

Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.

 

Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.”

 

Palabra de Dios

 

 


 

Padre David Pintos sacerdote de la Diócesis de la Nueva Orán 

 

Dios nos llama a ser felices. Dios quiere que seamos felices. Y en este día celebramos de que a lo largo de la historia personas como tú o como yo entendieron la propuesta que Dios tiene para toda la humanidad y la abrazaron con todas sus vidas. Entendieron que lo más importante de todo es el proyecto de Dios, lo más importante siempre es hacer la voluntad de Dios. Y lo que Dios quiere para todos nosotros es que seamos felices.

 

Dios nos trajo y nos dio una propuesta de felicidad. Eso es lo que escuchamos en el Evangelio de hoy, la propuesta de Jesús para que seamos felices, para que seamos Santos. Porque eso es lo que escuchamos en “Las Bienaventuranzas” la propuesta de felicidad de Dios para todos. Una vez el Papa Francisco dijo a todos los jóvenes que si querían ser felices lean y practiquen las Bienaventuranzas.

 

Entonces en este día, donde celebramos el día de los Santos, donde recordamos a tantas personas que se la jugaron por Dios y siguieron su propuesta, sería muy lindo que cada uno de nosotros nos tomáramos enserio y personalmente la propuesta de santidad de Dios. Preguntémonos ¿y porqué yo no? ¿ porque no animarme a cumplir con lo que Dios quiere de mí? ¿Porque yo no ser santo? Dale, anímate a ser santo. No tengas miedo a cumplir con lo que Dios quiere para ti. Lo que quiere Dios es que seas muy feliz. Y ¿ cómo serlo? Leyendo y practicando las Bienaventuranzas. Sólo necesito detenerme en este día a meditar profundamente las Bienaventuranzas y en oración pedirle a Jesús poder practicarla. Y poniendo prácticas las Bienaventuranzas veré como puedo ser feliz, veré como puedo yo también ser santo. Porque yo también puedo serlo, todos podemos serlo. Nada más que muchas veces tengo miedo y tenemos miedo a seguir las enseñanzas de Dios. Pero en el momento en que nos entreguemos de corazón a la voluntad de Dios la cosa va a cambiar, lo daremos todo por él y ahí seremos muy felices.

 

No nos olvidemos que Dios, más que nadie, quiere nuestra felicidad. ¿Te animas desde hoy a serlo? Dale no tengas miedo y sé Santo como Dios quiere.

 

Oleada Joven